El valor de las diferencias humanas
No he podido entender cómo mi hija de 13 años quiere ser futbolista. He tenido serios inconvenientes con ella y la mamá porque creo que el fútbol es de hombres no de mujeres. Mi esposa la apoya y la niña forma parte de un equipo que organiza la Liga de Fútbol del Departamento. Según lo que dicen es buena delantera pero sigo pensando que ese juego no es para mujeres.
Confío en que sus orientaciones me den una luz para resolver el conflicto de familia que se ha creado a causa de los deseos de mi única hija a quien he venido educando para que sea una mujer exitosa en la vida.
Le agradezco su atención.
Respuesta
Estimado señor: Su hija posee un talento especial, el cual desea cultivar por el desempeño que ha logrado demostrar siendo una excelente futbolista. Su pericia con el balón no tiene nada que ver con la cultura machista donde se había creído que un deporte como este solo era para hombres.
Hoy muchas mujeres en el mundo forman parte de equipos profesionales, tal como acaba de ocurrir en los Juegos Olímpicos en Brasil, y son un orgullo no solo para sus familias sino ante todo para su país.
Es el momento de rectificar. En compañía de su esposa sigan estimulando el talento del ser más hermoso que Dios y la vida les ha podido conceder.
Reflexión
Papá y mamá se deben convertir en promotores de convivencia inculcando en sus hijos el reconocimiento, aceptación y respeto por la individualidad y las diferencias en cada ser humano.
La tolerancia vista desde un punto de vista moral implica el respeto a la individualidad de los demás, a sus creencias, ideas, prácticas, condiciones de género independientes a las nuestras bajo un marco de formación o estructuración de su carácter y personalidad.
El acompañamiento parental debe ir ligado al desarrollo de las habilidades o talentos especiales de los hijos, los cuales serán fortalecidos desde la escuela para que al final se conviertan en personas exitosas y felices.
Ante la Constitución política de nuestro país todos nacemos libres y gozamos de derechos sin ningún tipo de discriminación, sin limitación alguna al desarrollo de nuestra personalidad. Todos están llamados a garantizar y proteger estos derechos para que vivamos en un ambiente donde se respete la individualidad y diversidad en niños, niñas, jóvenes y adolescentes.
Así debe ser.