¿La Corte sepulturera?
Muy criticada ha sido la decisión de la Corte Constitucional frente a la reforma de equilibrio de poderes. Primero, hundieron el consejo de gobierno judicial que reemplazaba al ineficiente consejo superior de la judicatura, protegiendo en ese sentido el absurdo statu quo que tiene despelotada la administración de justicia. Ahora, han resuelto que la comisión de aforados que se creó en lugar de la muy cuestionada comisión de acusaciones, corra con la misma suerte y quede sepultada porque, según el alto tribunal constitucional, sustituye la Carta Fundamental de 1991 en algunos de sus ejes definitorios.
Resumiendo la última determinación de la Corte uno diría que lo que le molesta de la comisión de aforados es que a) vulnera la independencia judicial b) se trata de un organismo ad hoc que no puede tener funciones de investigación y juzgamiento reales porque carece de un proceso complejo creado por la Constitución cuando se juzga a altos magistrados y al fiscal y c) el nuevo organismo que se creaba en la reforma “carecía de legitimidad” como sí la tiene el Congreso de la República.
Pese a las discusiones jurídicas que puedan sostenerse alrededor de esos elementos, la conclusión práctica que sacamos los colombianos es que a los magistrados no les gusta tener quién los ronde y que todos los caminos para reformar la justicia están bloqueados excepto uno: la convocatoria de una constituyente para cambiar de fondo lo que funciona mal en el sistema judicial colombiano.
Todo eso puede resultar cierto pero lo que más me inquieta es que si la Corte Constitucional es coherente con su propia jurisprudencia, la tesis expuesta en esta decisión debería poner en jaque al tribunal especial de paz que se creará con motivo del acuerdo final en La Habana. Ese tribunal sí que vulnera la independencia y autonomía de la Rama Judicial (está por fuera de ella), crea un organismo ad hoc más poderoso que todas las Cortes (puede revivir incluso casos ya fallados en última instancia) y carece de legitimidad porque ningún colombiano participará en su elección.
Por eso la gran pregunta que me queda es esta: Si la Corte Constitucional hundió la comisión de aforados con esos argumentos, ¿hará lo propio con el Tribunal Especial de Paz que cumple con todas esas tesis e incluso va mucho más allá?... Pronto lo veremos.