Las “Cruella de Vil”
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Nunca he entendido cómo una criatura que da a luz, que ama sin límites y defiende con la fuerza de un huracán a quienes quiere puede ser tan cruel con otras mujeres a la hora de juzgar. No hay límites en las palabras, ni siquiera un poco de bondad. Cuando una mujer decide atacar a otra, lo hace desde las vísceras, la conozca o no. Es rarísimo. Solo basta con revisar las redes sociales para ver que son las mujeres quienes usan unos términos, que hasta el mismísimo Dios se persignaría. Y no hablo de las críticas normales, ya que ahora no se puede decir nada, porque se está atacando, cosa con la que no estoy de acuerdo. La gente puede estar en desacuerdo con una posición, foto o ‘pinta’ de alguien y decirlo. Me refiero a los insultos y la falta de respeto. ¿No entienden que esas mujeres a quienes lastiman y juzgan pueden ser sus hijas, hermanas o amigas? Las mujeres amamos con pasión, pero también podemos odiar con la misma fuerza.
Y no es exclusivo de las colombianas, ni de nuestra época. Por ejemplo, leí la historia de la aristócrata Daria Saltykova. Una hermosa rusa que nació en 1730, y fue famosa por haber torturado y asesinado a más de 75 de sus siervos, especialmente a las chicas que estaban en vísperas de casarse. Eran azotadas, privadas de comida y lanzadas desnudas al frío. La aparente razón era que como había enviudado a los 26 años, empezó a odiar a las mujeres jóvenes y bonitas.
Y así, he leído que por amor, por celos o porque sí, en cualquier parte del mundo, hay mujeres tan malas como la rusa.
Pero amigas, estamos en pleno siglo XXI. Las redes y los mensajes pueden destruir a una persona sin necesidad de asesinarla.
Mi invitación es a que midamos la lengua, a que no destruyamos. Pensemos por un momento qué sentirá esa persona al oír o leer cada palabra. Somos mujeres, apoyémonos, construyamos, y no nos descalifiquemos entre nosotras.
Estoy segura de que el mundo es mejor con el toque femenino. Agustín Lara lo dijo en su canción Mujer: “Tienes el perfume de un naranjo en flor, el altivo porte de una majestad, sabes de los filtros que hay en el amor, tienes el hechizo de la liviandad”. He dicho.