Enseñar “grit”, no perfección
Hace más de un año, en este mismo espacio, hice referencia a esta palabra acuñada por Angela Duckworth, académica de la Universidad de Pensilvania. En aquel momento pensaba cómo generar resiliencia en cada uno de mis hijos. Ahora, que me enfrento a ver crecer a mi hija para convertirse en adolescente y luego mujer, no dejo de pensar en cómo dejarle enseñanzas que le permitan vivir su vida plenamente.
Le espera un mundo hostil que demanda mucho de ellas: ser madres, compañeras sentimentales, mantenerse bella y ser trabajadora incansable. Además, se encontrará con un mundo administrado por hombres, probablemente recibirá compensación salarial inferior, tendrá riesgo de acoso sexual y lidiará hasta con la presión de las ondas feministas. No hay otra opción que ser “perfecta”, si quiere triunfar en el mundo actual.
Pero la verdad es que yo no quiero a una hija perfecta. Quiero que se equivoque, que aprenda de sus errores. Quiero que sea capaz de decir no, sin miedo a lo que digan familia, amigos o desconocidos. Quiero que reconozca que la perfección no existe. Quiero que sea feliz con quien es.
Encontré dos mujeres, fuera de mi esposa, que me ayudarán en la tarea. Claudia Goldin, economista de la Universidad de Harvard abrió el debate sobre porqué, en igualdad de condiciones, las mujeres ganan menos que los hombres. Ella dice que si los hombres tuviesen la capacidad de ser más responsables en casa, las estructuras laborales cambiarían en donde todos seríamos tratados de igual manera en el mercado.
Ahora, como esto no se dará por lo menos en la próxima década, encontré a Reshma Saujani, fundadora de Girls Who Code, quien nos invita a “valorar la resiliencia, no la perfección”, en donde usando la tecnología, entendemos que no solo son los hombres los que se pueden equivocar, ser valientes o arriesgados.
Es una invitación a enseñarles a las niñas de hoy que lo importante no son calificaciones perfectas o una hoja de vida de enmarcar. Es apuntar alto y sin importar cuantas veces se falla, seguirlo intentando hasta lograrlo.