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opinion/columnistas/puno ardila
Domingo 13 de octubre de 2019 - 12:00 PM

Necesitamos público joven

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Concluyó anoche uno de los festivales nacionales más importantes de la música andina colombiana. Un éxito, por participación y nivel musical, por organización, por el nutrido público... Pero es preocupante que ese nutrido público, conocedor y entusiasta, tiene un promedio de edad que supera los cincuenta años.

En términos generales, la juventud está presente en los escenarios de la música andina colombiana: maravilloso. Pero entre el público —fuera de los chicos pertenecientes a grupos participantes— no hay jóvenes; entonces, dentro de veinte años —o menos— no habrá público para la oferta de música andina en Colombia.

¿Cómo resolverlo? Como se resuelve cualquiera de los problemas sociales, económicos o culturales: con presencia del Estado. Si no hay Estado es muy difícil —si no imposible— resolverlo, y no se ha visto postura alguna en favor de la formación de público de las músicas andinas; ni se ha visto en los anteriores gobiernos, ni se ha visto en este. Es más, ni siquiera hemos visto gobierno en el último año.

¿Qué hay que hacer?

Primero, plantear una política cultural que involucre a las instituciones educativas y a los medios de comunicación cuya renta resulte de sonar música. Debe trabajarse con los niños en el aula a partir de músicas elaboradas, que formen el oído musical y definan criterios culturales desde la estética: melodía, armonía, ritmo. Y los medios de comunicación deben proponer ofertas con porcentajes en la parrilla que den cabida a todas las expresiones; es decir, que, por ejemplo, como esta emisora que “pone de todo”, se cumpla lo anunciado y, en el curso del día, de manera equitativa, suene todo tipo de música, con criterio comercial (sí, puesto que es su esencia), pero también con criterios de calidad y de decencia; no solo por el motor de la “payola”.

Segundo, formar a los líderes sociales, políticos y culturales, porque así como los profesores en nuestros colegios enseñan reguetón, porque tal vez no saben más, la animación que pagan los políticos y los administradores públicos es solo norteña, porque tampoco saben más.

Ah —tercero—, acabar con Sayco, y crear una institución decente.

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