Sentimiento ecológico
Por estos días tuve la oportunidad de analizar algunos artículos que han aparecido en este diario y en El Tiempo, presentados como informes o crónicas sobre el tema ambiental titulados “Los humedales en Santander mueren de sed”, “Cañones de Colombia, una cadena infinita de montañas” y “Los ladrones de minas de Santurbán”, que después de releerlos arribé a la conclusión de que no sólo por parte del Estado y sus autoridades se incumplen sus obligaciones por falta de autoridad, sino que la gente no tiene compromiso para preservar las fuentes de vida que garantizan un ambiente sano, agua pura y bello paisaje en una gran parte de nuestro territorio.
Los humedales en este departamento están desapareciendo por los altos índices de
contaminación, sus aguas ya no abastecen las poblaciones y los ríos y las quebradas se ven notoriamente afectadas.
La flora y la fauna han ido desapareciendo y las 12 millones de hectáreas de espejos de agua que existen en el 82% de los municipios de la Nación se están esfumando. Algo similar ocurre con los páramos como el de Santurbán, donde desde hace tiempo se ha tolerado una minería irregular que nutre la codicia y afán de lucro de unos pocos, buscando arrasar con ello la mas importante cantera de producción de agua para más de 2 millones de personas en Santander, olvidándose de manera insensible lo que puede ocurrirle a las próximas generaciones.
Hasta los cañones como el del Chicamocha, joya ecológica mundial, se están deteriorando, pues su cobertura original se ha ido perdiendo por los cultivos que allí se siembran en forma inadecuada y la ganadería extensiva que genera erosión y desestabilización de sus laderas.
Mientras tanto, seguimos esperando que el Ministerio del Medio Ambiente delimite en forma generosa y definitiva nuestro páramo y las Corporaciones que se llaman del medio ambiente informen qué tareas han emprendido para evitar la debacle ambiental que ya se nota en el cambio climático y en la sequía que agobia a toda esta región. Quisiera ser optimista, pero cunde el escepticismo sobre las soluciones a emprender, pues para infortunio de todos hoy pesan mas los intereses económicos que el bienestar de los ciudadanos.