Sigue la infamia
El crimen atroz e inexplicable cometido contra Yuliana Samboni, una humilde niña de familia campesina venida del Cauca, carente de recursos pero seguramente llena de ilusiones, ha tenido resonancia nacional y gran despliegue en los medios, porque el presunto sospechoso de esa barbaridad es un sujeto de condiciones muy diferentes a la víctima: hijo de familia prestante y adinerada, egresado de los mejores centros educativos, rodeado de todas las comodidades, etc. Tal situación aberrante es similar a otras ya conocidas en el país que por diferentes circunstancias lamentables han quedado en la impunidad. Esta es una reflexión inicial que deben hacerse todos los estamentos gubernamentales que tienen a su cargo múltiples investigaciones, en vez de proponer al calor de tan repudiable episodio la cadena perpetua, la castración química o la pena de muerte.
Claro que cualquiera de esas propuestas la comunidad la asume como bienvenida para enfrentar a tanto monstruo que habita una sociedad enferma. Lo que ocurre es que al revisar la legislación actual para castigar y penalizar el feminicidio con los agravantes de secuestro, tortura y abuso sexual en menor de edad, si se logra establecer plenamente la responsabilidad del sospechoso capturado, estamos frente a la cadena perpetua como sanción, pues al aplicarse a plenitud ese tipo penal, sin rebajas ni consideraciones rebuscadas, el individuo debe estar en la cárcel 60 años. Es entendible la reacción de la gente ante semejante acto tan infame, pero este proceder tiene mucho que ver con lo que antes anotamos y aún no se soluciona: ausencia de una pronta y cumplida justicia.
Si de antaño todos esos rufianes que han agredido de manera vil a los menores de edad ya hubieran obtenido el condigno castigo, la sociedad no haría gala de tanta agresividad, porque se sentiría respaldada por las leyes y sus autoridades. Cuando la turba así procede, el mensaje es muy claro: actúen y operen pronto, necesitamos resultados efectivos. O como señaló el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez: “Podemos decirle al país frente a este horrendo crimen y a la familia de la menor que habrá justicia y de manera inmediata”. Imaginamos el infierno de Dante que debió padecer esa pobre criatura en manos del salvaje que le quitó la vida, allá terminará quien lo hizo.