Nuestros valores (I)
Siempre he sido amante de los diferentes deportes a excepción del boxeo, los toros y todos aquellos demasiado riesgosos para la vida propia o de los demás vivientes. No entiendo porqué, en unos ambientes tan saturados de violencia se promueven tales espectáculos.
Pero entre todos los deportes el que más admiro es el ciclismo por muchas razones. Me parece el más auténticamente nuestro. Es aquel que exige mayores esfuerzos, el deporte más campesino y (con el fútbol) el más popular. Me recuerda esas epopeyas tan hermosas y entusiastamente narradas por Carlos Arturo Rueda y Alfonso Arrastía Britto que desde antes de la llegada de la televisión eran el privilegiado entretenimiento de todos los colombianos. Quién no recuerda las hazañas del Zipa Forero, de Ramón Hoyos Vallejo, del francés José Beyaert, de los paisanos “Chispitas” Duarte y Alfonso Flórez Ortiz, entre otros, cuando escaseaban las carreteras pavimentadas y muchas veces los ciclistas debían cargar sobre sus hombros sus pesados caballitos de acero para atravesar quebradas o enterrarse en el lodo para superar los derrumbes todavía abundantes en nuestras carreteras. Se trata pues de un deporte para verdaderos héroes.
Vinieron después las hazañas en el exterior de nuestros coterráneos “escarabajos”: Fabio Parra, “Cochise” Rodríguez etc… y ahora Nairo, Rigoberto Urán y otros tantos pequeños gigantes que se le miden a los más famosos ciclistas del mundo. Por ese motivo procuro no perderme el Giro, el Tour y la vuelta a España en particular para recorrer sitios históricos que nos recuerdan el azaroso camino que hasta ahora ha recorrido la humanidad por esos lares. Particularmente en este Tour he visitado esos pueblitos donde dominan los palacios de los poderosos, los castillos inexpugnables y las imponentes catedrales donde mientras unos vivían suntuosamente, otros se mataban entre sí y después celebraban en la misma catedral su tránsito hacia la vida eterna, condenados al eterno olvido.
Y es admirable ver en las ciudades y los más remotos lugares a nuestros compatriotas ondeando el pabellón nacional que aquí escasea en nuestros hogares.