Las fiestas de mi pueblo
Coincidencialmente, porque, como muchos de mis paisanos, no acostumbro hacerlo, estuve presente en las recientes fiestas de “ la cordialidad y del retorno” de mi querida Zapatoca, en tiempos pasados, terruño de cultura, de civilidad y de solidaridad.
Qué dolor ver convertida tan hermosa ciudad en un muladar. Los alrededores de la clásica plaza, lo mismo que las calles vecinas colmados de fritangas, ventas de baratijas, juegos de niños y otros sucios ventorrillos que hacían imposible transitar por ellos. Parecería que las autoridades hubieran sacrificado la belleza y tranquilidad, al cobro de arrendamiento del espacio público, tal vez para reforzar el menguado presupuesto municipal destinado para esos festejos.
Las justificada búsqueda de progreso de muchos de quienes allí nacimos, los obligó a dispersarse por diversos lugares del país donde formaron una vigorosa diáspora que añora retornar de vez en cuando a su terruño y para ello se organizaron las ya tradicionales fiestas de la “cordialidad y del retorno” con el apoyo de los comerciantes e industriales y en particular de la colonias, entre las cuales es tradicional el empuje de la colonia de la Costa Atlántica.
Desfiles de bandas musicales, manifestaciones artísticas, concursos, alboradas, serenatas, recolección de fondos para la obras sociales, reinados de belleza para enaltecer la belleza y dignidad de sus mujeres, la tambora, certámenes deportivos, quemas de pólvora, carreras de encostalados, vaca loca, bailes populares y de gala, y, como broche de oro, el agradable paseo familiar con asado incorporado en una finca de los alrededores… Todo ello ha desaparecido casi totalmente, sumergido en el alcohol, la suciedad y el jolgorio. Como positivo observé buena organización del tráfico y efectiva presencia de la Policía.
Las autoridades y en particular el Concejo Municipal, deberían reorganizar semejante despelote que es hoy una vergüenza pues las hermosas fiestas de la “ cordialidad y del retorno” se han convertido en las del extrañamiento y la incultura.
COLETILLA: Es imperioso renovar el Congreso. Abstenerse es una irresponsabilidad. Votar en blanco es inocuo. Votemos por gente realmente nueva y honesta que barra con la mediocridad y corrupción actual.