Censura creativa
México es el país que más veces ha sido anfitrión de las asambleas de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), 14 desde que la entidad consolidó su formación hace 74 años en 1942. Desde entonces, la violencia autoritaria de los gobiernos y el terror del crimen organizado se mostraron como las dos vertientes principales de ataques a la libertad de prensa y contra el derecho del público a saber.
Este año nada de eso cambió. 2016 ya es el más letal para el periodismo latinoamericano. Veinte comunicadores han sido asesinados, 11 de ellos en México, por el solo hecho de estar denunciando lo que muchos quieren ocultar.
Más allá de la censura violenta, la era digital ha traído nuevos desafíos. Si bien el internet se ha establecido como la herramienta democratizadora de la comunicación por antonomasia, también ha servido para que la censura aparezca con renovados bríos a través del ciberacoso y los ciberataques.
Los ataques cibernéticos contra medios, periodistas y grupos de derechos humanos y políticos se intensificaron en todos los países. No solo se trata de cibermilitantes o bots que actúan como sicarios del insulto pagados por los gobiernos para asediar a opositores, críticos y periodistas en las redes sociales, sino también de hackers, o piratas informáticos profesionales y artesanales, que atacan a medios con el fin de silenciarlos.
Los ataques cibernéticos más frecuentes, de los que fueron víctimas recientes ABC Color de Paraguay y la televisora Guatevisión de Guatemala, son de origen DDoS o ataques de denegación de servicio, según las siglas en inglés.
Los ataques se generan a través de computadoras que saturan de tráfico al sitio de internet que se busca destruir, haciendo que el server del medio atacado se sobrecargue y quede bloqueado sin poder atender la demanda. Para contrarrestar estos embates, la SIP y Google lanzaron en la asamblea de México, el Proyecto Shield (escudo), una herramienta digital que los sitios de internet pueden adoptar para blindarse de los ataques. El objetivo de este escudo es que en pocos años, el 100% de los sitios puedan contrarrestar esta rudimentaria pero creativa y destructiva forma de censura.