Por la educación
Quiero recordarles que Santos fue el que dijo Uribe, que quien dice Santos es Vargas Lleras y que el que dice hoy Uribe es Iván Duque. También, que solo dos de los candidatos están decididamente a favor de un país en el que las armas no sean un instrumento de poder: Fajardo y De la Calle. Ellos nunca han actuado en su vida pública pensando en que las armas son una posibilidad para lograr cambios estructurales en la sociedad colombiana.
Los otros sí han defendido el uso de la violencia como mecanismo de transformación. Iván Duque representa a quien tuitea a las tres de la mañana pensando que hay buenos y malos muertos, a un partido que defiende la bala como soporte de la seguridad terrateniente. Gustavo Petro empuñó las armas para modificar las instituciones. Vargas tiene como fórmula vicepresidencial a Pinzón, viceministro y ministro de Defensa durante la época más violenta del conflicto con las Farc.
Fajardo cree que los cambios se logran educando, un mensaje poderoso que no cala en la cabeza de los electores colombianos, acostumbrados a los coscorrones y a las balas en cuerpo ajeno, a tuits madrugadores que degradan la condición humana, a las amenazas y al insulto. En el reality de la política nacional parece desentonar un profesor que quiere educarnos. Eso no habla mal de Fajardo. Con respeto, habla mal de nosotros como pueblo civilizado. Un país que critica la tibieza es un país que está punto de volver a arder. Somos unos trogloditas de la política y así, inevitablemente, continuaremos siendo depredadores de lo público. La ley del más fuerte, de quien nos dé más duro en la cara, marica podría seguir imperando si no votamos para cambiarlo.
No se trata de izquierda o derecha, de extremos o centro. Es una decisión, nuevamente, entre paz y guerra, entre libros y balas, entre educación y estupidez perpetua. Yo no voto por mentirosos, por instigadores incendiarios de violencia y confrontación, no voto por discursos polarizadores, sueño un país educado, crítico y capaz de dirimir sus diferencias sin agresiones. Por eso voto Fajardo.