Bárbaros con pase
Si lo que sucede en las vías de la gran mayoría de las ciudades colombianas se le cuenta a cualquier persona de un país desarrollado, muy posiblemente no lo va a poder creer.
Es tan profundo el caos, pero sobre todo tan evidente el peligro que rueda a diario al volante de todo tipo de vehículos por las calles y avenidas nacionales, que definitivamente lo que resulta difícil de explicar es cómo no hay más muertos y heridos en accidentes, producto de la imprudencia reinante, amparada en la apatía de las autoridades.
Las cifras lo confirman.
Tal como lo informó este diario, únicamente en Bucaramanga, para no mencionar a Bogotá, Medellín Cali o Barranquilla, urbes más grandes y complejas que la capital de los santandereanos, y según la misma Dirección de Tránsito local, circulan con licencia vigente individuos con más de 40 multas, que además no han sido pagas.
Y ni qué decir de los conductores con varias sanciones por no respetar semáforos en rojo o quienes han sido detectados en más de una ocasión manejando bajo los efectos del alcohol. Todos ellos, no sobra insistir, son un auténtico peligro para la sociedad entera. Pero lo peor del asunto, es que continúan conduciendo con un pase válido en su poder.
Pase válido que no tiene justificación alguna desde cualquier punto que se mire, ya que conductores reincidentes en sus conductas riesgosas, que adicionalmente ni siquiera se preocupan por pagar las multas que se les imparten, no tienen cabida en las calles detrás de un timón.
Las consecuencias, como es apenas lógico, no se han hecho esperar. Con una regularidad escalofriante, el país se entera de accidentes protagonizados por este tipo de individuos, que al violar las normas como por deporte van dejando una estela de muertos y heridos. El deceso de un pequeño en Bogotá hace apenas unos días, víctima de un chofer de bus que se pasó un semáforo en rojo, es apenas un ejemplo más que debería servir para que las autoridades reaccionen.
Es que si los responsables del tráfico, desde los directores de las oficinas de Tránsito de todo el país hasta el último de los agentes de tránsito, trataran con severidad a este tipo de individuos, comenzando por revocarles la licencia cuando las circunstancias lo ameritan, hoy muchos hogares no estarían llorando a un familiar cercano.