Editorial: Colombia, aún entre los países más peligrosos del mundo
Nadie puede dudarlo. En Colombia las estadísticas de homicidios en la última década han mejorado sustancialmente, pero todavía están muy lejos de poder compararse con las de sociedades avanzadas.
Si bien en 1996 este país ocupó uno de los primeros cinco lugares en el planeta en cuanto a asesinatos con 71.8 por cada 100 mil habitantes, hoy, con aproximadamente 32 por cada 100 mil, es decir menos de la mitad, aún se encuentra entre las naciones más violentas del mundo.
Sí. Las comparaciones son odiosas pero a veces es necesario realizarlas con el fin de evaluar en qué condiciones se encuentra una persona o para este caso, un país. Y en el presente, las estadísticas dicen que mientras la media mundial es de 6.9 homicidios por 100 mil ciudadanos, en Colombia esa medida es más de cuatro veces superior.
Es más, para no ir más lejos y cotejar los números con sociedad parecidas, en la región, si bien Venezuela está fuera de competencia con 70 homicidios por cada 100 mil habitantes según cifras oficiales, que bien podrían ocultar una realidad tres veces mayor gracias a la incompetencia y la negación del modelo económico y político adoptado hace algunos años, otras naciones de la vecindad como Ecuador o Perú, mantienen tasas de 18 y 10 respectivamente; una tercera parte de la colombiana.
De hecho, en México, con el inmenso problema que atraviesa debido al narcotráfico, en el presente llega a 24; Brasil a 22 y ni qué decir de otras naciones como Alemania con 0.8 o Francia con 1.1 homicidios por cada 100 mil.
La realidad es que aquí nos matamos hasta por dos mil pesos, como quedó demostrado por enésima vez hace pocos días con los sucesos del taxista en Bogotá, que terminó por quitarle la vida a un pasajero por esa cantidad, en uno de los muchísimos episodios que caracterizan a este país. Porque como se ha dicho hasta el cansancio, la guerrilla y la delincuencia común pueden ser responsables de muchas muertes, pero las principales causantes son las riñas y en general, la intolerancia que cada vez se apodera más de esta sociedad.
Colombia sin lugar a dudas ha logrado mejorar en este tema, pero no se puede desconocer que aún está demasiado lejos de la meta que debería establecerse como nación, de tal manera que se implementen las políticas para lograrlo en el corto plazo.