Editorial: El abandono de San Andrés y Providencia
A raíz del fallo proferido el 19 de noviembre de 2012 por la Corte Internacional de Justicia de La Haya para dirimir las diferencias existentes entre Nicaragua y Colombia en materia territorial y de límites en el mar Caribe, decisión judicial por la que nuestro país perdió cerca de 75 mil kilómetros cuadrados de mar y quedaron en situación complicada San Andrés y Providencia por el nuevo trazado limítrofe, emotivamente el gobierno central, la opinión pública, los medios de comunicación y los gremios levantaron la voz, las campanas se tocaron a rebato y todos a una dijeron que nuestro departamento insular sería defendido por encima de cualquier consideración, que debían generarse las condiciones para que el desarrollo sanandresano fuera una realidad.
El Presidente de la República, los más altos funcionarios del Estado y las Fuerzas Militares hicieron presencia física en las islas, se anunciaron planes, programas gubernamentales, políticas económicas y sociales y se manifestó que la presencia del Estado allí sería permanente y activa. Para demostrarlo, se nombró al ex ministro de Hacienda Rudolf Hommes para que hiciera un diagnóstico de la situación insular y determinara las medidas que debían ponerse en marcha.
Ahora, prácticamente dos años después, Rudolf Hommes presenta renuncia y, al hacerlo, advierte del abandono en que el gobierno central tiene a San Andrés y Providencia y el malestar que existe allá por esa razón.
Aterra que el gobierno central tenga abandonado a tan estratégico lugar de nuestra geografía; produce desazón cómo Colombia vive de impulsos emocionales, promesas incumplidas, fanfarria y olvido.
El listado de proyectos fundamentales inconclusos en San Andrés y Providencia, de planes que andan a paso de tortuga, los problemas básicos no resueltos, la falta de servicios públicos, las ilusiones truncas en maricultura y acuaponia, el pésimo empleo de los recursos nacionales, los problemas de seguridad que viven las islas, llaman a escándalo.
Colombia no puede, poco más de un siglo después, volver a vivir algo parecido a lo que sucedió con Panamá. Esa debe ser una lección aprendida. El gobierno de Bogotá no puede actuar como hace 110 años.
¿Qué plan gubernamental, política económica y social efectivamente se han realizado en San Andrés y Providencia? El país necesita conocerlos hasta la saciedad y hacer control cívico de lo prometido y no cumplido a nuestras islas.