Editorial: Los “hackers” y las universidades
El hecho ocurre desde hace varios años en diversas universidades del país, pero hasta ahora comienza a ser tema en redes sociales y medios de comunicación. Personas con gran habilidad para penetrar sistemas informáticos, esos a quienes en inglés se les llama “hackers”, denominación que en nuestro país ha hecho carrera, no solo han logrado manipular plataformas web de entidades financieras, del servicio exterior de diversas naciones, de sofisticados sistemas informáticos de cuerpos de seguridad nacional, inteligencia y contrainteligencia, sino que desde hace días dolosamente entran a sistemas informáticos o plataformas de notas académicas de universidades y allí, más de una vez, han hecho su “agosto”.
Ese punto débil tiene la informática, aquella que tiene tantos aspectos positivos. Los “hackers” hacen de las suyas en cuentas bancarias, difunden información filtrada de redes cibernéticas como en el caso de WikiLeaks, develan secretísimos programas de espionaje como ocurrió con el consultor de la Agencia de Seguridad Nacional de E.U. (NSA), Edward Snowden, “penetran” programas de calificaciones en universidades y “arreglan” la vida académica de sinuosos estudiantes mediocres que aparecen ante la comunidad como sobresalientes alumnos no gracias a su esfuerzo y disciplina, sino por haber pagado a “hackers” que fraudulentamente arreglan sus calificaciones en las plataformas o sistemas informáticos de las universidades.
El caso es escandaloso y ocurre no solo en universidades que se conocen como “de garaje”, sino en instituciones de educación superior de muy alta calidad académica y sólido prestigio nacional e internacional.
El asunto es demasiado grave y si bien el Código Penal regula que tales conductas son delitos y les impone penas de prisión de 6 años a quienes los cometan, ha crecido el número de estudiantes que ingresan al mundo del crimen al contratar a “hackers” para que descifren contraseñas de docentes, ingresen a plataformas de notas y modifiquen sus resultados académicos.
Es necesario que la Fiscalía actúe, los partícipes en tales hechos sean sancionados drásticamente con penas privativas de la libertad y las universidades agudicen la seguridad de sus sistemas informáticos, pues si en el país pierden credibilidad las calificaciones impuestas en las mejores universidades, el futuro está en grave riesgo y las víctimas son la colectividad y aquellos estudiantes esforzados que con base en disciplina y lucidez logran sanamente sus buenas calificaciones.