Editorial: Un trato digno y sin trabas
Esta semana el país conoció la primera solicitud de aplicación formal de la eutanasia y su posterior negación, a solo unos minutos de que se efectuara el procedimiento.
Se trató del caso del padre del reconocido caricaturista ‘Matador’, un hombre de 79 años agobiado por un cáncer de boca, que destruye progresivamente su cavidad oral y para el cual, según su médico tratante, no hay tratamiento posible y significa un grave padecimiento para el paciente.
Iniciada la solicitud, la familia recibió el visto bueno de la clínica donde se llevaría a cabo el procedimiento y cuando restaban 15 minutos para su ejecución, una llamada les informó que un médico del comité a cargo se había opuesto a la eutanasia.
“A mí es al único al que la muerte lo deja plantado”, dijo con humor el padre de ‘Matador’, tratando de paliar la crítica situación. Pero nada de humor tiene este hecho.
No es posible que el sistema de salud someta a una persona en una condición crítica como la de un paciente terminal a un trato indigno y falto de los mínimos de humanidad como el dado a este paciente. El médico que se opuso al tratamiento argumenta que la reglamentación del Ministerio de Salud y la sentencia de la Corte Constitucional que dan vía libre a la muerte digna tienen vacíos y que por estos vacíos no era posible dar cumplimiento a la eutanasia.
No tiene presentación tal argumenta-ción. No es posible que se improvise en algo tan delicado como la continuación de la vida de un ser humano, primero dando una autorización para luego revocarla, excusándose en fallas administrativas.
De nuevo desde este espacio editorial se hace un llamado a las entidades de salud y a todas aquellas personas que tienen en sus manos la decisión de aplicar la eutanasia, para que no se pongan trabas al derecho a morir dignamente.
No se trata de un simple trámite burocrático cuya realización dependa de la voluntad de un funcionario. Se trata de la decisión más íntima a la que puede llegar un ser humano, como es poner fin a su vida ante la angustia por un sufrimiento incurable.
Que se investigue lo que sucedió en este caso, pero sobre todo, que no existan más trabas ni excusas frente al derecho a morir dignamente.