La apuesta perdida de Bohórquez
Cuando el alcalde de Bucaramanga, Luis Francisco Bohórquez, decidió en el 2012 iniciar la recuperación del espacio público en el centro de la ciudad, recibió al unísono el aplauso ciudadano. Era el primer alcalde en hacerle frente a una de las más graves problemáticas de la ciudad: la invasión por parte de los vendedores informales de las calles de la capital santanderana. Para ese entonces, desplazarse al centro se había convertido en un imposible ante la proliferación de las ventas ambulantes, y los corredores viales de las calles 34 y 36 habían colapsado en su movilidad por la misma causa. Por eso, cuando una mañana los bumangueses despertaron con las calles despejadas de ambulantes, la esperanza de una mejor ciudad se adueñó de todos. Pero las ilusiones se esfumaron con el tiempo.
A pocos meses de que termine la alcaldía de Bohórquez, la misma administración ha reconocido que el plan de recuperación de espacio público no se cumplió. Si bien el volumen de ventas ambulantes en el centro no es el mismo de comienzos del 2012, poco a poco los informales se han vuelto a apoderar de las calles y de nuevo las sombrillas, la ropa colgada de postes y casetas de teléfono y las cajas con cientos de mercancías se extienden a lo largo y ancho de sus calles.
Además, la propuesta de rescatar otras zonas de la ciudad como San Francisco y Cabecera jamás se puso en práctica.
El fracaso de esta iniciativa, tal vez la única de verdadero impacto en el mejoramiento de la ciudad de la administración Bohórquez, se vislumbraba desde su inicio. La reubicación de los ambulantes en Feghali se sabía condenada al fracaso, pues ya en el pasado este lugar había sido utilizado con los mismos propósitos y con los mismos resultados. Además, las demoras de la alcaldía en dar respuesta a los requerimientos de los informales para procurar mejores condiciones de ubicación hicieron que, cansados de esperar, regresaran a las calles. No se entendió nunca el porqué de la negativa de Bohórquez a estudiar otros lugares de reubicación para los ambulantes. Así mismo, los operativos de incautación de mercancía y desalojo fueron decreciendo, hasta finalmente volver a la libertad de ubicación de los informales.
Es una lástima que el alcalde Luis Francisco Bohóquez haya abandonado desde hace rato el ímpetu frente a la recuperación del espacio público, así como de otras iniciativas de mejoramiento de la ciudad que desaparecieron al igual que el interés del alcalde por hacerles frente a los problemas de esta urbe.