Un retroceso en cultivos ilícitos muy grave
Con el procurador general Alejandro Ordóñez se puede estar de acuerdo en muchos temas, como la lucha contra la corrupción, y en otros no tanto, como en su posición frente a ciertas minorías. Sin embargo, en lo que se refiere a su pronunciamiento reciente sobre el desbordamiento de los cultivos ilícitos en Colombia, el alto funcionario tiene toda la razón en sus críticas al gobierno Santos, razón por la que debe ser respaldado por la opinión pública nacional.
Es que tal como lo dice el Procurador, el desbordamiento de los cultivos de coca como consecuencia de un cambio radical en las políticas del Estado en su tratamiento, podría tener al país ya en las cifras del 2002 en cuanto a área sembrada se refiere, lo cual es de una gravedad extrema.
Y es de una gravedad extrema, no solo porque con el resurgimiento de esas siembras ilícitas gracias a la laxitud de la administración de turno se estarían desperdiciando los grandes y costosos esfuerzos en vidas y recursos de los últimos lustros para erradicarlos. De paso, se le estaría dando un nuevo aire al narcotráfico para que extienda su negocio y ya el país entero sabe por amarga experiencia qué sucede cuando los barones de la droga aumentan su poder.
La verdad respaldada por las cifras que ha esgrimido el Procurador, es que el grueso de los cultivos ilícitos en 2015 prácticamente se dejó quieto, ya que sólo un 12% de las 112 mil hectáreas detectadas fue intervenido, lo cual a su vez impulsó nuevas siembras que según imágenes satelitales, podrían hacer que el área cultivada con el objeto de producir narcóticos se situara ya alrededor de las 200 mil has.
Y no es necesario ser experto en la materia para saber que esa extensión, de ser comprobada, evidenciaría un descuido irresponsable por parte del Gobierno Nacional en lo que al narcotráfico se refiere.
Las advertencias del Procurador General no pueden ser desechadas. Y si bien habrá quienes afirmen en alguna de las dos orillas que podrían responder a cálculos o estrategias políticas, la verdad es que todas esas consideraciones pasan a un segundo plano frente a la magnitud del problema que se viene encima si se continúa con esa política de relajación insensata.