Hay que salvar el Hospital Universitario
El Hospital Universitario de Santander es sin duda el más importante complejo médico público del oriente colombiano. Allí llegan personas de todos los orígenes y de distintos puntos de la geografía nacional, buscando intervención médica. Pero la gran mayoría de ellos tienen un factor común: son personas de bajos recursos, que muchas veces incluso tienen solo la ropa que los cubre.
Por eso llena de indignación la situación que atraviesa el Hospital Universitario de Santander, HUS, donde ya se volvió costumbre que los médicos, enfermeras y demás profesionales de la salud deban salir a las calles a marchar, o amenazar con suspender sus servicios para que les paguen su salario. Salario que por demás no suele ser el justo y que para llegar a él deben atravesar la entramada de una especie de cooperativas o sindicatos a los que han tenido que afiliarse contra su voluntad, pero sin las cuales no habría vinculación. Están en mora hace mucho tiempo las entidades de control de investigar el carácter de estas vinculaciones y sus nexos con grupos políticos.
Para ahondar la grave crisis, las obras de remodelación del HUS siguen suspendidas por meses, sin que se entiendan bien sus causas, pero en la que queda claro que a pesar de los millonarios desembolsos y los plazos que se repiten, estas no están siquiera cerca de ser entregadas. Y como si esto fuera poco, el HUS sigue sin gerente, por cuenta de una tutela que suspendió el nombramiento de Julián Niño, quien ganó el concurso de méritos, por supuestamente haber acreditado experiencia con una certificación inválida.
Es cierto, gran parte de la crisis se explica en la millonaria deuda cercana a los 150 mil millones de pesos que las EPS le adeudan al hospital, y que replican en esta institución médica la grave crisis que atraviesan todos los hospitales públicos del país. Pero también es cierto que esta grave crisis es el resultado de la corrupción que durante décadas ha acompañado el manejo de una institución que ha estado a merced de los intereses políticos de los mandatarios de turno.
Ya es hora de que esta gobernación haga la diferencia y salve a una institución que es patrimonio de los santandereanos. No más pacientes en los pisos, ni techos caídos ni profesionales con pancartas exigiendo salarios atrasados. Hay que salvar al HUS.