Si así se impulsa al país…
Hace una semana, exactamente el domingo pasado, Vanguardia Liberal publicó de manera destacada una entrevista con Erick Ramos, consultor del Banco Mundial.
En sus declaraciones, el experto se refirió a los resultados más recientes del estudio titulado Competitive Cities for Jobs and Growth: What, Who, and How, realizado por la institución en la que trabaja, en el cual la capital de los santandereanos se destaca como una de las 750 urbes que en el ámbito mundial se pueden considerar como las más competitivas.
La noticia, excelente por donde se le mire, tiene sin embargo espacio para ser analizada un poco más a fondo, sobre to-do si se consideran algunos factores que saltan a la vista en el ámbito interno, pero que tal vez a una entidad extranje-ra le resulta más difícil detectar.
Puesto en otras palabras, Bucaramanga ha sobresalido en los últimos años no solo por ser competitiva, sino incluso por ser una de las que jalonan el crecimiento en Colombia, entre otras cosas porque tal como lo afirma el mismo Ramos, ha crecido en la generación de empleos e incrementado su producción, lo cual a su vez ha redundado en un aumento de su ingreso per cápita.
No obstante, a nivel interno bien valdría preguntarse ¿cómo serían estos resultados, si la región contara de verdad con una dirigencia política realmente comprometida con su desarrollo y bienestar?
Es que para nadie es un secreto, por-que resulta evidente por donde se le mi-re, que los logros envidiables de esta ciudad se deben casi que de manera exclusiva a su sector privado, el cual se ha caracterizado en diferentes frentes y durante los últimos lustros por su eficacia, compromiso y emprendimiento.
De manera simultánea, la clase polí-tica y sus agentes tanto en el Poder Eje-cutivo como Legislativo se ha distinguido por todo lo contrario. Es decir, por su ineficacia, falta de honestidad y egoísmo que en no pocas oportunidades ha llegado incluso a bloquear proyectos enteros no solo de infraestructura, sino posibilidades reales de asociación entre particulares y el Estado en vista de que no han podido concretar sus propios beneficios, la mayoría de las veces por fuera de la ética y la ley.
De hecho, esa falta crónica de gestión ante el Gobierno Central acompañada de su injerencia perjudicial a la hora de concretar proyectos que involucren a los sectores privado y público es tan evidente, que la dirigencia política santandereana se ha llegado a distinguir en el país pero no precisamente por su honestidad y compromiso por la región.
En resumidas cuentas, Bucaramanga es una ciudad que se destaca por sus logros económicos, pero la pregunta que bien podría hacerse es ¿dónde estaría re-almente si contara con un sector público que caminara al lado del privado?