El Centro de Convenciones y Topocoro
Vanguardia Liberal, que vigila y se preocupa por todo lo que signifique el progreso de Santander, durante los últimos años ha estado alerta para que se vuelvan realidad dos proyectos fundamentales para el futuro de la región y para que seamos ejemplo de pujanza ante propios y extraños.
En el caso del embalse Topocoro de la Hidroeléctrica del Río Sogamoso, surgió una inmensa pared que impide su desarrollo turístico y económico: nada allí se puede poner en marcha, mientras no esté aprobado el Plan de Ordenamiento del Embalse (POE), que establece los usos y la regulación del espejo de agua, la ubicación de puertos y accesos al embalse de 7 mil hectáreas, y no hay autoridad ambiental o de otro orden que tenga competencia jurídica para autorizar su expedición, y por eso el futuro de tan importante filón de desarrollo está a la deriva.
Además, dicha obra tiene otro gran obstáculo: los nueve municipios en cuyo territorio está el embalse deben expedir sus respectivos Planes de Ordenamiento Territorial (POT) y, por pequeñeces parroquiales, varios de ellos no tienen interés en aprobarlos.
Así, millonarios proyectos de inversión que hay para el desarrollo turístico y recreacional del embalse están en tierra de nadie.
Por otra parte, lo que ha ocurrido con la construcción del Centro de Convenciones de Neomundo, en Bucaramanga, da grima. Tal obra, fundamental para el desarrollo de Bucaramanga y la región, no estará terminada y al servicio en el año 2018.
Eso es una gran cachetada para el sector privado bumangués, que no ha logrado que la ciudad sea sede de importantes eventos nacionales e internacionales, por la ineficacia del contratista y la burocracia. Un Congreso de Cardiología, otro de Neurología, a los que asistirían miles de profesionales de la salud, buscarán otros destinos. A su vez, tanto el Instituto Colombiano como el Iberoamericano de Derecho Procesal decidieron que en Bucaramanga llevarán a cabo sus dos congresos en 2018; cada uno de ellos reúne a más de 3.500 asistentes, pero por lo comentado, deberán celebrarse en otras ciudades, y Bucaramanga solo podrá aspirar a ser su sede en el año 2025.
Todo demuestra, palmariamente, que en Santander, mientras el sector privado empuja el desarrollo, la ineficacia y desidia del sector público impide que ello se vuelva realidad.