Las cuestionadas autoridades ambientales
El ministro del Medio Ambiente, Luis Guillermo Murillo, ha sido tajante al decir que desde que se creó el sistema nacional ambiental, todos los intentos de reforma han fracasado.
Él dice tener listo ya otro intento de reforma que será tramitada en los próximos meses y que espera, ahora sí, un cuerpo de normas que permita una administración eficiente del sector.
La verdad es que el tema ambiental en Colombia ha estado expuesto a toda clase de arremetidas de la clase política, porque allí existe un buen caudal burocrático y además se manejan recursos cuantiosos que con procesos de contratación ineficientes, y muchas veces torcidos, terminan esfumándose sin que cumplan con la función para la cual fueron asignados.
Muchas de las Corporaciones Autónomas desgraciadamente no son más que botines en donde alcaldes y gobernadores, en asocio de directorios políticos definen qué es lo que se tiene que hacer, desconociendo los criterios de planeación y transparencia en el manejo de las inversiones.
No es casual que muchos directores de esas entidades hayan terminado mal ante la justicia y la opinión pública, pues sus compromisos nunca han estado al servicio de la causa que administran, sino de oscuros intereses llenos de perversidad y de mala intención.
Ojalá el nuevo proyecto de ese ministerio se conozca pronto y pueda apuntar en primer lugar a apartar de la clase política el manejo de esas entidades, en donde es necesario que los criterios técnicos sean los que reinen y terminen definiendo los programas a encausar.
Los recursos del medio ambiente deben ser sagrados y ellos deben estar confiados a las mejores manos, en donde todo se desprenda de un criterio que refleje el verdadero contenido de las necesidades.
Sería bueno que los verdaderos ambientalistas de este país montaran guardia sobre este nuevo intento de reforma, para que no vayamos a presenciar otra enorme frustración.