El Foro Económico Mundial de Davos
Este, probablemente el más importante, publicitado y exclusivo certamen de análisis de los asuntos de preocupación mundial en materias como conflictos internacionales, pobreza, salud, medio ambiente y sus soluciones, que se reúneanualmente en enero en el monte de Davos, en los Alpes suizos, organizado y financiado por una fundación sin ánimo de lucro cuya sede es Ginebra, congrega a más de 2.500 participantes de más de 90 países entre directores y presidentes de empresas mundiales, líderes del sector financiero, personalidades públicas, jefes de Estado y de Gobierno, funcionarios de organizaciones mundiales, líderes religiosos, cabezas de instituciones académicas, etc.
En la asamblea que terminó ayer, fue presentado un impactante informe titulado “Una economía para el 99%”, en el que se hace profundo análisis crítico del crecimiento económico del mundo.
El documento, ampliamente divulgado, contiene una crítica constructiva al modelo económico que desde los años 80 del siglo XX ha sido adoptado, país tras país, con el propósito de lograr la gran meta que desde entonces anhelan los líderes de los diversos países: el crecimiento. El estudio analiza y establece, más de 35 años después, las fortalezas y aciertos de dicho modelo económico y sus puntos débiles.
El estudio considera que el modelo económico implementado actualmente en muchos países, se basa en premisas no acertadas como aquella de que el crecimiento del PIB debe ser el principal objetivo de la elaboración de las políticas, aquella de que dicho modelo económico es neutral desde el punto de vista del género, aquella de que la riqueza individual extrema no es perjudicial sino síntoma de éxito.
Las conclusiones señalan que debe edificarse un modelo económico más humano, que beneficie más a la población de cada país, que se base en la cooperación entre los gobiernos, privilegie el uso de energías renovables, no aliente la gran concentración de la riqueza, dé iguales oportunidades a los dos géneros humanos, cuya meta fundamental no sea el crecimiento del PIB sino el beneficio de la población, que luche contra el agudo riesgo medioambiental y la polarización social.
A ello se llegó por considerar que el incremento de la desigualdad económica amenaza la estabilidad social y amplía la brecha que hay entre ricos y pobres.