Una industria sin chimeneas que hace humo
El proyecto, en teoría, existe hace tiempo. Convertir a Santander en un núcleo turístico que atraiga visitantes nacionales y del exterior que al pasar sus vacaciones en esta región, creen empleo y sostengan el desarrollo local.
De hecho y una vez más en teoría, para ese propósito se construyeron atractivos turísticos como El Santísimo y Panachi, cuya misión era jalonar el interés de propios y extraños para acudir a los sitios más representativos de este departamento. Pero lamentablemente, como se ha podido evidenciar recientemente, eso no ha sucedido. O por lo menos, no ha cumplido con las expectativas iniciales.
Y no ha cumplido, por razones que van desde la corrupción atávica que afecta a esta región, como ha quedado comprobado con los oscuros manejos desde su nacimiento hoy objeto de investigación en Panachi, hasta los serios problemas estructurales y de proyección, de manera particular en la elaboración de presupuestos de visitantes que a la postre han resultado demasiado optimistas.
Esos aspectos más otros que aún re-quieren mucho trabajo como el mejora-miento del servicio al cliente, el trata-miento al turista, políticas de precios mejor segmentadas y realistas así como una mejor infraestructura particularmente en materia vial, hacen parte también de las causas de los magros resultados obtenidos hasta el momento.
Pero todo eso es de conocimiento público. No obstante, lo que sí llama realmente la atención, es que la lección sigue sin aprenderse.
Y se llega a esa conclusión, con tal solo mirar lo que viene sucediendo con el Plan de Ordenamiento del Embalse de Topocoro, Poet. O para ponerlo en otras palabras, lo que no ha pasado con el documento oficial que debe delinear de una vez por todas cómo será el uso del espejo de agua más grande del país en materia turística, comercial y pesquera en Hidrosogamoso.
Es que mientras Gobernación y Asamblea no avalen y oficialicen el documento que ya existe sobre la manera en que se debe desarrollar el proyecto más allá de la generación de energía, el avance en esa materia continuará paralizado.
O, para ponerlo en términos más precisos, paralizado en lo que tiene que ver con la manera correcta y legal de hacerlo ya que mientras los responsables de sancionar el Poet continúan en su letargo burocrático, el turismo ilegal, dañino con el ambiente y hasta peligroso para el visitante, avanza a pasos grandes.
En resumidas cuentas, la idea de convertir a Santander en polo turístico no despega y la razón es que como en tantos otros temas, se ha tratado de implementar en gran parte basada en intereses y conveniencias políticas acompañadas de las irregularidades de siempre, en lugar de los requerimientos que demanda ese tipo de industria.