El hombre, el Estado y los desastres naturales
El país tiene ilustración parcial de las causas de los desastres naturales que sufrimos pero gran parte de lo que los provoca es subvalorado y luego de cada catástrofe, como la de Mocoa o la de Manizales (para citar apenas las más recientes), se hacen evaluaciones incompletas, insatisfactorias.
Se sabe que un suelo que esté degradado, desprovisto de vegetación y coberturas vegetales, en pendientes agudas, en cuya cercanía haya corrientes de agua desprotegidas de vegetación suficiente, en época de lluvias está en peligro inminente de sufrir una avalancha pues el agua pasa por allí rápida y caudalosamente hacia quebradas y ríos cuya configuración geológica y morfológica es apta para arrastrar sedimentos como arcilla, limos, cascajo y piedras enormes. El resultado es una avalancha en la que mucho tiene que ver la mano del hombre y el deficiente trabajo del Estado.
Se conoce que los asentamientos humanos de sectores desprotegidos de la población en las márgenes de los ríos, las construcciones en pendientes agudas, en zonas inestables aptas para deslizamientos, en bajíos que se encharcan, pesa mucho a la hora de establecer las causas de desastres. Pero, ¿es esa la única razón de un asunto tan delicado?
No. Hay otras como la indisciplina social y una herramienta de prevención fundamental que haya sido deficientemente elaborada: el Plan de Ordenamiento y Manejo Ambiental de las Cuencas Hidrográficas (Pomca), que debe tener cada municipio. De la calidad, seriedad y profesionalismo con que este haya sido hecho, depende mucho la inteligente y oportuna prevención de desastres.
Ese punto es muy débil ya que muchos de tales documentos no están hechos con el rigor que las circunstancias exigen, por equipos mal integrados que cuentan con profesionales y técnicos deficientes, pues en la selección de sus integrantes priman más las recomendaciones, los factores políticos, la influencia de ciertos intereses económicos en los que el ansia de ganancia tiene más eco que la suerte del país y su gente, que la calidad profesional, el conocimiento y la experiencia.
El resultado es un Pomca deficiente, con análisis de mala calidad, con errores conceptuales, que inciden en los desastres naturales que sufrimos, esos que causan daños y afectan en forma grave asectores grandes de población, causan pérdidas de vidas, destrucción de familias y graves daños económicos y sociales.