Un gran avance muy vulnerable
El pasado 12 de mayo del presente año un virus bautizado como WannaCry, del tipo ransomware (cibersecuestro), infectó cerca de 300 mil computadores en el mundo, expandiéndose con una velocidad y profusión antes no conocida y, poco después, en ellos salió un mensaje en 30 idiomas que anunciaba que los documentos que contenían habían sido encriptados y que para su recuperación debían pagar un rescate en bitcoins (moneda virtual, difícil de rastrear).
El virus, poco sofisticado pero efectivo, que no roba datos sino que los encripta, penetró por las conexiones y puertos abiertos de los computadores, estrategia ideal para golpear a ordenadores conectados entre sí en red, como ocurre en empresas de diversa magnitud, bancos, corporaciones y entidades gubernamentales.
El ataque, que tuvo muchas más víctimas de las que se cree, demostró que la digitalización es un gran paso adelante pero es demasiado vulnerable y se presta para generar un apocalipsis en sistemas gubernamentales, empresariales, hospitalarios, financieros, académicos y redes de internet.
El asunto fue crítico en empresas con sistemas operativos antiguos de Windows y para las versiones piratas que no reciben actualizaciones. Dentro de poco, cuando se expanda la robótica, el problema será mucho más grave pues puede controlar a los robots.
Un hacker de 22 años compró un dominio por diez dólares y, haciendo ingeniería inversa, ingeniosamente logró controlar el virus, pero la solución fue momentánea y puede crear problemas futuros.
En Colombia la política de ciberseguridad y ciberdefensa se basa en dos documentos Conpes, el 3701 de 2.011 y el 3854 de 2.016. pero a los dos se les critica que el primero es de corte militarista y el segundo se enfoca en proteger al medio financiero, olvidando a los sectores educativo y social, del que forman parte decenas de millones de colombianos.
Por lo anterior, han comenzado a oírse voces autorizadas que exigen que en Colombia se implemente un sistema descentralizado, coordinado e impulsado por el Estado, nuevos CSIRT para sectores sociales que están en agudo riesgo como la prensa, la academia, bibliotecas, las comunidades y los millones de colombianos que usan computadores en sus casas y oficinas.