El uso macabro de las redes sociales
Las redes sociales son la tendencia cultural de mayor auge en el mundo, se han vuelto una segunda realidad, pero desafortunadamente la forma como ellas se pueden usar tiene su lado perverso, pues pueden convertirse en herramienta apta para fines indignos, dañinos, aprovechando que hoy buena parte de la sociedad vive, piensa y se rige por lo que en ellas se dice y divulga.
Un ejemplo del riesgo que las redes sociales llevan en su médula espinal lo vivió Colombia el pasado sábado 17 de junio, poco después de ocurrir el oscuro atentado terrorista en el Centro Comercial Andino de Bogotá; a poco de estallar la bomba, comenzaron a circular por ellas mensajes que sembraban el miedo, pues anunciaban que ocurrirían nuevos atentados en otros centros comerciales de la capital de la República, lo cual no fue cierto.
A ello se sumaron mensajes injuriosos, denigrantes contra víctimas del atentado y otros supurando fanatismo y odio, mientras brillaban por su ausencia voces sosegadas que transmitieran la necesidad de tranquilizar los ánimos.
En nuestros días buena parte de la comunidad gira en torno a las redes sociales; ellas tienen muchos usos y ventajas, pero son peligrosas cuando se les usa con propósitos perversos, ya que el contenido de sus comunicaciones no es contrastado, muchas veces es anónimo, irresponsable, causa daño.
Las redes sociales han reemplazado gran parte del contacto social y permiten a la gente expresarse sobre determinadas situaciones, temas o hechos, pero en ellas se escribe sin rigor y cada día es más habitual encontrar críticas, insultos, comentarios sin atisbo de benevolencia, mensajes denigrantes, expresados por seres anónimos que actúan como despiadados censores.
Las redes sociales en sí no son el problema, lo es la forma como se les usa y aún no se ha logrado medir a cabalidad la dimensión de su irrupción en la civilización occidental, en su cultura, en la transformación de las relaciones interpersonales.
Ya ha transcurrido casi una semana desde cuando ocurrió el acto de terrorismo. El país ignora aún quiénes fueron sus ejecutores, sus auxiliadores, quiénes sus arquitectos y autores intelectuales y qué fines macabros tenían. Pero sí sabe que el crimen fue contra todos los colombianos y que el uso que se dio a las redes sociales fue irresponsable.