Odebrecht y Lyons, solo la punta del ‘iceberg’
Como novelas de suspenso pero an-cladas en la vida real, que con cada capítulo que pasa revelan más información no de asesinatos, pero sí del grado extremo de descomposición e inmoralidad al que ha llegado el país y más concretamente las tres ramas del poder estatal, es que los colombianos viven a diario los escándalos de Odebrecht y del exgobernador de Córdoba Alejandro Lyons.
De viceministros y funcionarios me-dios que en un principio fueron los salpi-cados por las noticias que dieron cuenta de los sobornos pagados por la multina-cional brasileña para ganar contratos del Estado, se pasó en el caso de Lyons a la manera en que se desfalcó el sistema de salud, pero sobre todo a la compra del entonces fiscal anticorrupción para detener las investigaciones. Pero esa era apenas la punta del ‘iceberg’.
Lo que va por debajo y así quedó de-mostrado hace pocos días, es la metástasis que hizo la deshonestidad que habría llegado ahora hasta la misma Corte Suprema bajo los intentos del exgobernador Lyons por torcerla a su favor.
Y es este último capítulo, el que dejó al país aterrado. Pero los diferentes análisis sobre el mismo ya ocuparon la semana pasada la atención de los medios.
No obstante, hay otros aspectos de estos escándalos, dos para ser más exactos, que poco se han tenido en cuenta pero que resulta esencial mantener presentes para no perder la dimensión de lo que está ocurriendo.
En cuanto a Odebrecht, porque no se puede olvidar ni por un instante que la enciclopedia de vicios protagonizada por esa empresa no es la única. En otras pa-labras, prácticamente todo contrato pú-blico en Colombia cumple las mismas fa-ses de sobornos, tráfico de influencias e intervención de políticos para cobrar su cuota personal del erario, al tiempo que la justicia permanece impávida.
Y segundo, tanto para el caso del exgobernador como el de la firma brasileña, es que de no estar la justicia de los Estados Unidos no solo desenredando los sumarios sino presionando para que se llegue hasta los responsables de más alta ‘alcurnia’, estos sismos con seguridad jamás se habrían producido.
Los procesos de Odebrecht y de Lyons deben por obligación ser apenas los primeros de muchos otros más si realmente se quieren disminuir los índices de corrupción que ahogan al país y que solo en Santander, para no ir más lejos, dejaron cientos de miles de millones de pesos extraviados del erario en manos de los políticos, particularmente de los cuatrienios anteriores, que todavía gozan de sus fortunas ante los ojos indignados de la sociedad pero tolerantes de la justicia.