El pensamiento demoliberal y la educación
La Universidad Nacional está celebrando los 150 años de la fecha en que el entonces Presidente de la República, Santos Acosta, sancionó la Ley 66 de tal año, que la creó. La huella que tal centro de educación superior ha dejado en el país no tiene par y ahora, en estas efemérides tan aplaudidas, es interesante detener la mirada en lo que ha sido la obra del pensamiento demoliberal en la educación colombiana.
El rastro que en materia de educación dejaron los gobiernos de Francisco de Paula Santander no tiene igual en nuestra historia. Hoy, en el siglo XXI, se considera que sin educación no hay futuro, ni país; hace 200 años, en los albores de la república, este fundador de ella entendió que sin educación pública no habría patria y sancionó en 1826 una Ley que consagró: “La enseñanza pública será gratuita, común y uniforme en toda Colombia”. En un naciente Estado Nación como el nuestro, lleno de dificultades y necesidades de todo orden, creó decenas de grandes colegios públicos a lo largo y ancho de lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá (de ellos, cinco están en territorio santandereano); creó varias universidades como la del Cauca, la de Mérida, una en Caracas, otra en Quito, bibliotecas públicas y museos. Tal vez no hay obra educativa más grande y visionaria en nuestro país que la del general Santander.
Mención aparte merece el haber creado la Universidad Central, con sedes en Bogotá, Caracas y Quito. Ella fue el pilar, germen y antecedente inmediato de la Universidad Nacional.
Otro exponente del pensamiento demoliberal, Santos Acosta, siendo Presidente de la República, creó la Universidad Nacional, idea de la que fue gestor una gran inteligencia santandereana, el médico oibano Manuel Plata Azuero, quien años después fue rector de tal centro de estudios.
En el siglo XX, nada es comparable a la obra en ella de Alfonso López Pumarejo, quien como Presidente la dotó de su actual planta física y expidió normas fundamentales para que tal institución pudiera enfrentar los vientos encontrados del siglo XX.
La obra de la Universidad Nacional en nuestra educación superior no tiene igual y para que ella fuera posible, la participación de adalides del pensamiento demoliberal fue fundamental; la visualizaron, crearon y le dieron futuro.