El constante camino errado de las Farc
El escenario fue la Cámara de Representantes. Durante una audiencia pública en la que se debatía sobre las circunscripciones especiales de paz, el Centro Democrático pidió que no se diera la palabra al líder de las Farc Jesús Santrich, ya que aún no había sido sometido a la JEP. Ante la decisión de permitirle su intervención, el representante Edward Rodríguez le gritó “asesino” a Santrich. Rodríguez perdió a su hermano, un mayor del Ejército, a manos de las Farc.
Pero de forma absurda, lejos de que Santrich mostrara una actitud de arrepentimiento ante los señalamientos de los crímenes cometidos, arremetió contra el representante y en su cuenta de Twitter sentenció: “Eduard, hermano, ten certeza de que te voy a demandar. Resulta que yo estoy amnistiado y no hay manera que pruebes que soy asesino”.
Las Farc no han entendido el profundo rechazo que todo el país tiene por sus integrantes y que su historia es la un grupo asesino. Una cosa es que el proceso de paz haya permitido, con un costo político para el presidente Santos sin precedentes, que esta guerrilla haya hecho su transición a la vida civil y hoy sea un grupo político, y otra que no le deba nada a la sociedad colombiana. Y de eso está bien lejos.
Las Farc y sus miembros no pueden olvidar que parte de lo acordado en La Habana es su sometimiento a la Justicia Especial para la Paz y la imposición de las penas alternativas aprobadas dentro del proceso.
Desafortunadamente, haber permitido a las Farc hacer política antes de someterse a la JEP acrecienta el sentimiento de que se está fomentando la impunidad.
Equivocan profundamente el camino las Farc con su arrogancia y actitud desafiante ante los colombianos, pues escuchar que ahora son ellas quienes amenazan con demandas a quienes les increpan por sus hechos acrecienta el rechazo hacia su movimiento político, incluso en aquellos que apoyaron su transición a la vida civil y los diálogos de paz como la salida válida al conflicto.
Si las Farc realmente quieren tener parte en la vida política del país deben empezar por entender que tienen una historia de deudas pendientes con los colombianos, que solo serán saldadas con verdad, justicia y reparación. De lo contrario solo alimentarán el profundo desprecio que tiene el país por las décadas de violencia a las que lo sometieron.