Impuestos, inseguridad jurídica y desempeño económico
En el transcurso de los últimos días han sido publicadas algunas informaciones que describen con claridad meridiana varios de los grandes problemas que ha venido enfrentando la economía de este país. Problemas que lamentablemente el Gobierno Nacional, en lugar de tratar de solucionar, ha profundizado mediante políticas erradas que ha insistido en aplicar.
Se trata por un lado del último reporte de gasto de los hogares dado a conocer por la firma Raddar, según el cual durante los últimos tres meses el consumo aumentó un 1.2%, cifra que algunos por fin ven como esperanzadora, pero sobre la cual no se puede dejar de desconocer que la anteceden cuatro trimestres negativos.
Ahora, si a este reporte se le agrega la información según la cual la confianza de los consumidores sigue negativa, índice en el que lamentablemente la capital de los santandereanos puntea entre las principales ciudades del país, las conclusiones para deducir las causas de la coyuntura económica actual son evidentes.
En primer lugar, salta a la vista que la reforma tributaria impulsada a la brava por la administración Santos por medio de su ministro de Hacienda, ha sido fatal para el desempeño de la economía, no importa el ángulo desde donde se mire.
Y es que el impacto de un Iva del 19% en el consumo no puede negarse ni con las más atrevidas piruetas argumentales. De ahí, entre otras razones, la escasa disposición de la ciudadanía a la hora de comprar.
Ahora, si a todo lo anterior se le agrega la reticencia de industriales y empresarios a invertir, debido a lo que el experto Santiago Wills, entrevistado en el diario La República atribuye a “la incertidumbre normativa, en parte por las reformas del Acuerdo de Paz y por la reforma tributaria de 2016 que no ha sido totalmente reglamentada aún” así como a “la interpretación ambigua de las normas por parte de las autoridades”, las causas de la coyuntura económica que vive el país quedan en evidencia.
En otras palabras, el diagnóstico para la situación actual es conciso y hasta sencillo.
Muchas de las determinaciones gubernamentales son las responsables de los aciagos momentos que atraviesa la economía nacional, debido a que ese afán estatal desbocado por obtener recursos han golpeado de manera muy nociva a cientos de miles de individuos y empresas nacionales que simplemente no tienen confianza en el país a la hora de invertir o consumir.
Pero lo más alarmante de todo, es que no se vislumbren por ninguna parte ideas creativas, políticas claras o proyectos ambiciosos para corregir la situación.