Epidemia de obesidad
La situación, en principio, puede parecer contradictoria. Y es que en un país donde todavía los índices de desnutrición infantil son alarmantes, incluso con muerte de menores por inanición, las más recientes cifras sobre obesidad entre los colombianos son una paradoja absoluta.
Sí. Según la más reciente investigación del ministerio de Salud, cuyos resultados fueron publicados el martes pasado, el 56% de los adultos en este país tiene sobrepeso, así como el 24% de los niños. De esas cifras, entre los mayores de edad el 37% tiene un peso por encima de lo que sería saludable pero aún peor, el 18.7% padece ya de lo que se considera como obesidad plena.
De hecho, los efectos del exceso de peso han sido estudiados en todo el mundo durante décadas y dentro de los mismos los más peligrosos son los problemas cardiovasculares (hipertensión, diabetes, colesterol, etc..) dificultades respiratorias y en algunos casos hasta cáncer.
Por esa razón, como es apenas lógico y dadas las cifras de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional, las consecuencias no se han hecho esperar.
Es así como en este país la principal causa de muerte son las enfermedades isquémicas del corazón y pocos puestos más abajo se encuentra también la dia-betes.
El problema, entonces, es más que evidente. Y es más que evidente, porque si a la proliferación de comidas chatarra así como los pésimos hábitos alimenticios en grandes sectores de la población se le suma el sedentarismo, llega a causar curiosidad cómo las cifras de gordura no son incluso más altas.
Pero las complicaciones en la salubridad pública no terminan ahí.
Y es que a los efectos perjudiciales sobre las vidas de cientos de miles de colombianos de esta epidemia de obesidad, hay que agregarles los costos que esta tiene sobre el sistema de salud de la nación, una carga inmensa para un sector de por sí colapsado económicamente.
Las soluciones, como en tantos otros temas, se encuentran más en los terrenos de la prevención que del tratamiento.
Así suene a frase de cajón, hábitos de alimentación más sanos así como la práctica rutinaria de ejercicios es gran parte de la respuesta a esta calamidad, que año a año golpea la calidad de vida de millones de ciudadanos cuando no su existencia misma.