Un mundo de migrantes
Colombia está atemorizada por la masiva migración de nacionales venezolanos que buscan solucionar los problemas básicos del ser humano en nuestro territorio; somos un país de recursos limitados, con tasas de desempleo y subempleo que preocupan y el grueso del éxodo es de aquellos que el sociólogo Franz Fanon llamó los condenados de la tierra.
Alemania, pese a tener una economía pujante, baja tasa de desempleo, lleva tiempo debatiéndose en una profunda crisis por haber llegado a su territorio, en un año, cerca de un millón de migrantes provenientes de África, Asia, los Balcanes, Turquía y Grecia. El asunto es de tal dimensión, que es la principal explicación de los resultados electorales de 2.017, que hicieron que se demorara largos meses el poder integrar una coalición de gobierno y que la que hace pocos días se configuró, fuera más forzada por la coyuntura que por coincidencias ideológicas. En otro costado orbital, una de las principales críticas a la administración Trump, es su política migratoria. Tres escenarios diferentes con un denominador común: la migración ha puesto contra las cuerdas a las instituciones.
Las explicaciones abundan pero la migración sigue. ¿Razones? Económicas, anhelo de bienestar, rechazo a la situación vivida en su lugar de origen. Muchos exiliados de hoy son descendientes de seres que migraron hace años. Pasa tanto aquí, como entre Alemania, Turquía y varios países europeos.
El nomadismo que hoy provoca crisis en diversos países ha sido una constante en la historia; las civilizaciones se moldean por las migraciones, por el constante instinto de viajar. El género humano está compuesto por pueblos viajeros que se suceden en un territorio determinado unos a otros.
Además, el mercado es nómada; ello ha provocado desórdenes, guerras y hambrunas.
Lo más nómada que hay son los capitales y su deambular permanente atenta contra la estabilidad de los Estados. Si en algún aspecto Colombia no ha tenido éxito, es en el retorno de capitales nacionales. No hay certeza de cuánto dinero del país hay en el extranjero, se anhela su retorno y ninguna de las campañas tributarias implementadas para lograrlo ha tenido acogida.
El gobierno Trump, en E.U., intenta lograrlo al bajar impuestos a las grandes corporaciones y capitales. Sobre su éxito hay escepticismo. En tanto, las migraciones, sean de gentes o de capitales, siguen.