Otra vez protestaron los taxistas
Ayer, en diversos puntos de la ciudad, los taxistas de Bucaramanga y su área metropolitana protestaron, a través de un plan tortuga, que si bien no hubo bloqueos, generó caos vehicular a lo largo de la mañana. El gremio transportador protestó, porque consideran que no hay un verdadero compromiso de las administraciones locales para combatir la piratería y que el transporte informal está golpeando de manera progresiva su trabajo. Así mismo, los transportadores consideran que las Direcciones de Tránsito de Bucaramanga, Girón, Piedecuesta y Floridablanca no deben realizar operativos que restrinjan la circulación de taxis en esos municipios del área. Piden que las tarjetas de operación les permitan prestar un servicio de carácter metropolitano. A su vez protestaron por la exigencia de revisión de sus taxímetros y la obligación que tienen de cotizar al sistema de seguridad social, pues consideran que los aportes los deben hacer los dueños de las empresas de taxis y no ellos.
Algunas de las peticiones de estos transportadores son completamente válidas. Por ejemplo, pedir que la tarjeta de operación sea metropolitana y no solo municipal es obrar acorde con una realidad, pues hoy los habitantes del área se movilizan diariamente entre los distintos municipios del área y restringir la movilidad en cada uno no parece tener sentido. Así mismo combatir la piratería es una de las obligaciones de las Direcciones de Tránsito y las administraciones locales y sin duda la ciudad ve cómo día a día crece el transporte informal, sin que exista un control eficaz y suficiente por parte de las autoridades.
Pero una gran verdad que el gremio de taxistas está dejando de lado es que la caída en el uso de este medio de transporte es en gran parte también responsabilidad de las bajas condiciones de calidad en la que a veces se presta este servicio. Muchos de los taxis hoy se encuentran en deplorable estado y la actitud de quienes están al volante es en ocasiones agresiva y descortés con los pasajeros.
Y por el contrario a la intención de los taxistas al hacer estas protestas, verlos intentando bloquear las calles y causando caos vehícular genera un efecto contrario en la ciudadanía, pues acrecienta el rechazo ciudadano, que ve cómo este mismo gremio que pide por sus derechos está afectando los derechos de los demás ciudadanos a la movilidad.
El país debe superar la constante de que la única manera de ser oídos es a través de las vías de hecho. Pedimos que las autoridades dispongan lo necesario para adelantar diálogos con los taxistas, pero a este mismo gremio que abandonen la protestas como única manera de hacer peticiones.