La eterna burla a la Justicia
Ayer, la Corte Suprema de Justicia esperaba a que el magistrado Gustavo Malo, señalado de ser parte del cartel de la toga, se presentara a la Sala Plena, tras seis meses en que Malo ha evitado hacerlo, excusándose en incapacidades y permisos médicos. Y nuevamente la sesión tuvo que ser suspendida, porque el magistrado no compareció. Según dijo su defensa, el magistrado se encontraba en Cartagena, atendiendo un examen médico, por lo cual nuevamente fue imposible llevar a cabo la audiencia, en la que se aplicará el cambio de reglamento para poder apartar de sus funciones al investigado magistrado.
Porque a pesar de que Gustavo Malo ha sido acusado de gravísimos casos de corrupción y de recibir dinero a cambio de favorecer a cuestionados personajes con sus fallos, sigue ostentando la “dignidad” de magistrado de la Corte Suprema. Son seis meses en los que abiertamente, con artimañas jurídicas, ha burlado a la justicia.
A Malo lo investiga la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, por cuatro delitos vinculados al cartel de la toga: concierto para delinquir, cohecho, prevaricato y utilización de asunto sometido a secreto de reserva. Pero a pesar de las acusaciones, el magistrado se niega a renunciar a la Corte Suprema de Justicia, que lleva seis meses intentando separarlo del cargo y no ha podido por los formalismos de un sistema y los malabares de un abogado.
Todo lo que rodea el caso del magistrado Gustavo Malo es vergonzoso. Su poca dignidad de mantenerse en un cargo al que ni siquiera ya atiende y la insistencia de evadir a la misma Justicia a la que pertenece solo hacen que esa antigua majestad de la Justicia haya quedado en el pasado, una majestad que estaba reservada a verdaderos juristas y maestros del Derecho y no a manipuladores de las normas en beneficio, como lo ha hecho este magistrado hasta ahora.
Pero este no es el único caso. Aplazar audiencias y burlar a la Justicia se convirtió en la mejor “defensa” de los abogados en el país, que son expertos en lograr aplazamientos hasta llevar a que se cumplan los términos y se tengan que tomar decisiones a favor de los investigados.
Es hora de que los encargados de administrar Justicia honren esta dignidad y pongan fin a esta burla constante de la institución.