¿El ocaso de las Cumbres?
Pocas Cumbres de Presidentes habían despertado tantas expectativas como la que se llevó a cabo en Lima entre el 13 y el 15 de abril del presente año. El anhelo repetidamente expresado por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de asistir a ella, las reiterativas expresiones del alto Gobierno peruano de que no sería bienvenido, acapararon la atención de América Latina y crecieron las especulaciones sobre qué pasaría si Maduro llegaba a Lima de golpe y porrazo. A eso se sumó el deseo del mandatario venezolano de entrevistarse con Donald Trump y la decisión de la Casa Blanca de sacarle el cuerpo a ello. Así, los temas oficiales de ella estaban casi que en el olvido frente al posible múltiple show mediático que podría haber.
Como si ello fuera poco, la tensión subió pues no se sabía quién sería el Presidente anfitrión, si Pedro Pablo Kuczynski o Martín Vizcarra; y otros ingredientes se sumaron, como las divergencias entre Donald Trump y México, las dificultades internas de Daniel Ortega. Todo presagiaba que la Cumbre sería de “alto voltaje”.
Llegó el 13 de abril y fue un hecho que la Cumbre sería opaca, que en ella no habría show mediático. Maduro no fue, Trump disculpó su ausencia basado en los hechos de Siria, Perú estrenó Presidente, Raúl Castro no fue. En fin, se vivió una reunión más de los altos escalafones de la burocracia de América que pasará a la historia por no aportarle nada nuevo a América Latina, en la que las noticias no fueron los desaires, ni los rifirrafes presidenciales.
Así, las enormes desigualdades que viven nuestros países, la pobreza, la ingobernabilidad, la violencia, la impunidad, el narcotráfico, nada de ello fue materia de fondo. Opacamente se trataron los temas centrales del evento, la corrupción y la gobernabilidad; sobre el candente tema de las próximas elecciones en Venezuela no hubo consenso y solo 16 países suscribieron un documento llamado “Declaración de Venezuela”, en el que piden elecciones limpias.
Así, crece la dimensión de la pregunta ¿Y para qué sirven las Cumbres Presidenciales?
En tanto, en el subcontinente crece la antipolítica de la mano del fenómeno religioso y la telegenia; cada día es más evidente que actualmente en nuestros países cualquiera puede ser opción en política si no es político.