¿Por qué se están muriendo los manatíes en Santander?
El manatí o vaca marina es un mamífero acuático completamente herbívoro que puede llegar a medir hasta tres metros y pesar 500 kilos.
En Santander, hay presencia del manatí del Caribe, que habita en las cuencas del río Magdalena, especialmente en ciénagas como El Llanito y San Silvestre en Barrancabermeja y en la de Paredes, entre Sabana de Torres y Puerto Wilches.
Este mamífero está protegido por varios acuerdos y tratados internacionales y además se encuentra actualmente dentro de la lista de especies amenazadas del mundo de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
En Santander, el panorama del hábitat del manatí, según biólogos, campesinos, líderes ambientales y entidades, no solo indica que es inadecuado, sino preocupante.
Las muertes
Solo en 2016, en las ciénagas San Silvestre y Llanito encontraron muertos tres manatíes. A finales de enero de este año se dio a conocer el cuarto y el pasado viernes el quinto.
El número, dada la alerta de extinción de la especie, es muy alto. Sumado a eso, cuatro han sido hembras, lo que para expertos en el tema es aún peor, pues son ellas las encargadas de preservar la especie y la tasa reproductiva es demasiado baja.
El primero de ellos, hembra, fue reportado en marzo del 2016 y según el parte oficial murió porque había caído en la bocatoma del Acueducto Aguas de Barrancabermeja, en la Ciénaga San Silvestre. El reporte dice que falleció por ahogamiento por inmersión.
En septiembre de ese mismo año, otra hembra murió en la misma ciénaga. Esta vez, el dictamen fue que tenía un corte en el estómago, no tenía vísceras y presentaba un fuerte golpe en la cabeza que pudo ser causado por una canoa o por una persona que intentaba cazarlo.
Un mes después fue hallado un manatí bebé, macho, en la Ciénaga El Llanito. El informe cita que se trataba de un feto que había sido abortado, pues no tenía bien desarrollados los órganos y la cola o aleta aún estaba blanda.
Luego, a finales de enero de este año, pescadores de la misma ciénaga avisaron de la muerte de otro manatí, también hembra.
Las primeras versiones fueron varias: que se había quedado encallado en la superficie por varios días, que lo habían encontrado flotando sobre el agua ya muerto y que había sido cazado.
El informe de Cabildo Verde, fundación encargada de hacer la necropsia y revisión médica, indica que tenía un hematoma en la parte frontal y dorsal y los pulmones colapsados. Lo que sugiere un golpe contra algo y ahogamiento.
El último caso, reportado hace dos días en la misma ciénaga, en el caño El Deseo, el más seco según los pescadores, fue un manatí bebé, hembra también.
Lo encontraron en una de las partes secas del humedal, aún con vida, pero con dificultad para respirar y algunas heridas leves de ramas y palos.
Después de tratar de mantenerlo con vida, falleció cerca del mediodía e inmediatamente fue enviado a la UIS para estudiar las causas de la muerte.
De acuerdo con James Murillo, director de Cabildo Verde, la información que se logra a través de la necropsia sugiere una posible causa de muerte; sin embargo, el estado de descomposición de los individuos cuando son encontrados es muy avanzado y dificulta las labores de investigación por parte del personal médico.
Además, no arroja información sobre las condiciones de vida del animal y otras posibles afectaciones del hábitat.
Lo que sí es cierto, o por lo menos en lo que coinciden casi todos los actores que conocen y tienen relación con las ciénagas, es que el hábitat en el que el animal vive es igual o incluso más peligroso que la caza, es decir pasó de ser cazado y protegido por las comunidades, a ser amenazado por el ecosistema.
Hábitat amenazado
“La alarma más grave, en realidad, no es que se estén muriendo, es lo que pasa alrededor, que directa o indirectamente es lo que los está afectando”, expresa James Murillo.
Hidamys Acero Devia, asesora de despacho para Asuntos Ambientales de Barrancabermeja, asegura que lo que está pasando alrededor de los humedales no es secreto.
“La actividad agrícola, la ganadería, las invasiones que se están haciendo alrededor de las ciénagas sin ningún control por parte de la autoridad ambiental, la infraestructura del petróleo y de la represa de Isagén y los lixiviados del relleno le están quitando la vida al lugar”, cuenta, y agrega que a pesar de las innumerables denuncias lo único que la Secretaría puede hacer es reportar a la CAS, encargados del tema por ser la autoridad ambiental. Pero lamentablemente no se ha hecho nada. “Las sanciones se hacen ya cuando los humedales están en niveles críticos y ya para qué”.
Respecto a eso, Juan Carlos Alemán, biólogo marino que trabaja por la protección de los humedales en el Magdalena Medio, explica cómo se afecta a los manatíes.
“El manatí está perdiendo su hábitat. La ganadería tumba lo que protege alrededor, el pasto que está a la orilla de la ciénaga y que es el alimento del manatí.
Esto, la agricultura y las invasiones humanas van quitándole espacio a la ciénaga, la cual ha perdido más del 50% de sus humedales. Además, la infraestructura que se ha hecho bloquea los caños y por ende desconecta el cuerpo de agua por el que el manatí se mueve. Ellos son una especie que no se queda quieta, necesita moverse por el sistema de caños, salir cada 20 minutos o menos a respirar y a buscar plantas a la orilla. ¿Pero si no le permitimos eso? ¿Cómo no se van a quedar encallados o atrapados los manatíes en las partes secas, si les toca salir a buscar comida y luego no pueden volver? Esos hechos no son aislados o accidentes, se les está acabando su espacio y su agua”.
Para él, el manatí necesita para su ciclo de vida que el complejo cenagoso esté estable. Que todos los caños estén funcionando y se conecten con las ciénagas, ríos y quebradas, que los cuerpos de agua no se estén sedimentando y que tengan plantas en buen estado para consumir. Y nada de eso es así.
Los pescadores de la zona, otros biólogos que trabajan en el Magdalena Medio, la Secretaría de Salud y Ambiente de Barrancabermeja y corporaciones ambientales como Cabildo Verde y Yariguíes, expresan exactamente los mismos problemas e incluso agregan otros.
La comunidad del Llanito, lugar donde fallecieron los últimos dos manatíes insisten en que la ciénaga está tan seca, que es urgente hacer algo.
“Algunos caños tienen menos de 40 cm de profundidad, necesitamos que Isagén abra las compuertas de la represa aquí porque los manatíes se van a morir sin agua. La sequía está terrible, por el clima y por todo lo que está pasando alrededor, pero ya está en un nivel crítico, es urgente. Este año ya van dos de ellos muertos aquí”, pide Jorge Oviedo, el presidente de la Junta de Acción Comunal del Llanito.
Por su parte, Yesid Blanco Calvete, representante de la Corporación Yariguíes, organización que lidera las denuncias de contaminación del agua en las ciénagas, dice que además de los problemas ya mencionados, los mamíferos acuáticos están muriéndose por la contaminación del agua, producto de los lixiviados del relleno sanitario y los altos índices de mercurio en el agua.
Los biólogos expertos, sin embargo, aclaran que todos esos vertimientos que llegan al agua, provenientes del relleno, la actividad petrolera, asentamientos y demás, sumado a que apenas se está construyendo la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, sí contaminan en grandes cantidades el agua y esa contaminación tiene el agua en mal estado y está causando sedimentación, pero no se puede asegurar que la causa principal de la muerte de los manatíes sea porque se intoxicaron, pues se tendrían que estar muriendo muchos más y otras especies también.
No obstante sí creen que hay que hacer estudios rigurosos y específicos de la calidad del agua y de los manatíes, tanto muertos como vivos, con el fin de mirar si dentro de su cuerpo tienen niveles altos de mercurio u otras toxinas, porque es claro que también los puede estar afectando. Lo cierto es que en Santander se están muriendo los manatíes.
Estudio del agua
Según Hidamys Acero, la solución planteada desde la Administración es un Comité para la Preservación de la Ciénaga, donde Academia, comunidad, ganaderos y demás, presentaron un diagnóstico de las afectaciones, con el fin de tomar acciones específicas.
También manifiesta que ya fue adjudicado el contrato para un análisis profundo sobre la calidad del agua de las ciénagas, el cual analiza científicamenteel nivel de afectación del agua.
Respecto al manejo que le ha dado la CAS a los problemas alrededor de las ciénagas y la muerte de manatíes, el director, Juan Gabriel Álvarez, dijo que no conocía toda la información y que tendría que reunir técnicos encargados del tema para referirse a él. Al término de la edición de este artículo no se tuvo respuesta.