Este jueves no hay clases en la Normal Superior por daños en inundación
Un muro colapsado, 17 salones inundados, techos deteriorados y con humedad, posibles daños en la red eléctrica y millonarias pérdidas en aparatos electrónicos, computadores e insumos de papelería y aseo, es el balance de daños que dejó el aguacero que cayó el martes en la noche en la Escuela Normal Superior de Bucaramanga.
Esto llevó a que por razones de seguridad las autoridades decidieran suspender hasta nueva orden las clases en la sede principal.
Esto afecta a cerca de 3.500 estudiantes de primaria y de los grados 6º a 9º (los jóvenes de 10º y 11º y los aprendices de maestros van a otras sedes y sí tienen clase el día de hoy).
Según la rectora de la entidad, Dora Herrera Anaya, se teme que haya daños estructurales en la edificación, pues tiene más de 70 años de antiguedad. Por ello, “hasta que no haya certeza de que no hay riesgo para los estudiantes y docentes no se reactivarán las clases en esa sede”.
Esta emergencia se suma a otras que se reportaron por el aguacero, pero que no trajeron víctimas fatales o heridos. Los casos más destacados son los de dos casas de los barrios Ricaurte y Centro (ver recuadro), donde hubo 10 damnificados.
Los daños en La Normal
Al cierre de esta edición, una comisión de expertos se encontraba evaluando la situación y determinando las causas de la emergencia. Al menos dos salones seguían sin luz al finalizar la tarde de ayer y siete más todavía tenían goteras y agua acumulada en el techo.
Una primera hipótesis apunta a que los daños se debieron a un colapso de las cañerías de la institución educativa, presuntamente por la llegada de material de arrastre de la cancha.
De igual forma, los canales de aguas lluvias se saturaron, lo que llevó a que se represara el agua en los techos de varios salones, mientras que otras zonas como el almacén resultaron inundados, alcanzando el agua una altura de más de 15 centímetros.
De igual forma, se reportó gran cantidad de barro en las oficinas, pasillos y en la cafetería, por lo que casi todo el día de ayer se usó para limpiar las instalaciones y hacer un balance de los daños sufridos.
En la parte externa, lo más notable fue la caída del muro externo, en una sección cercana a la que colapsó hace más de 10 años.
Frente a esta situación, Herrera Anaya destacó que es urgente hacer el cerramiento y contratar más vigilantes, sobre todo porque esta es una zona de juego de los niños y está el riesgo de que entren personas externas al colegio.
“Los árboles que hay en el bosque contuvieron que el talud se derrumbara más. Esos son parte de los árboles que pretenden quitar para hacer el intercambiador”, dijo la rectora.
Herrera Anaya agregó que el mantenimiento del colegio cuesta mucho dinero por la antigüedad de la edificación, aunque destacó que la secretaría de Educación ha apoyado todos los años con recursos para el mantenimiento.
“El problema es que no es suficiente lo que llega por gratuidad del Gobierno Nacional, entonces sí se requiere con urgencia revisar las cañerías y ampliar los sistemas de canales, para prevenir otra situación de estas”, dijo la rectora.
Otras emergencias reportadas
Por otro lado, el coordinador de Gestión del Riesgo, Freddy Raguá, manifestó que también hubo afectación en dos viviendas de los barrios Centro y Ricaurte, que quedaron sin techo tras el aguacero de este martes.
Una de las casas afectadas es la que se encuentra en la carrera 17A con 57 del barrio Ricaurte, donde cuatro personas tuvieron que ser evacuadas y pasaron la noche en residencias de amigos y familiares.
El otro caso se dio en el Centro, en la calle 41 con carrera 19, en un predio que va a ser usado para la construcción de un edificio. Allí hubo seis damnificados, pero tampoco se reportaron lesionados.
El colapso de los techos de ambas viviendas se debió a que eran casas antiguas que no recibieron el mantenimiento adecuado.
También hubo inundaciones en algunos parqueaderos, por ejemplo, en el Centro Cultural del Oriente.