Para reducir los riesgos de accidentalidad, por vehículos sin frenos en el sector ‘El Derrumbe’ de San Gil, se busca construir rampas de frenado. En la Gobernación de Santander aseguran que el proceso ahora depende del Invías.
La entrada a San Gil por Bucaramanga cuenta con cerca de un kilómetro de descenso que se ha caracterizado por un alto grado de riesgo derivado del paso de vehículos de carga, luego de que varios de estos se han quedado sin frenos, ocasionando accidentes fatales que han afectando a otros conductores, residentes y comerciantes de los sectores de Ragonessi y El Malecón.
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Accidentes ocurridos
El más reciente de estos hechos trágicos ocurrió el 5 de enero de 2017, luego de que una falla en los frenos de una volqueta, provocara un choque múltiple que dejó cinco muertos y 17 heridos.
Además el 30 de mayo de 2012 y el 5 de febrero de 2014 se registraron accidentes donde otros sangileños perdieron la vida y resultaron heridos por otros vehículos pesados que también se quedaron sin frenos.
Y el 30 de mayo de 2012, tres personas más perdieron la vida y tres más resultaron heridas, luego de que una tractomula que cargaba tubos enormes, se volcó en el sector de Ragonessi.
Soluciones definitivas
Desde hace más de 30 años en San Gil se venía insistiendo ante el Estado en la construcción de una variante para sacar el tráfico pesado de este municipio y el pasado 29 de junio, finalmente fue adjudicado el contrato de este proyecto que tardará unos 60 meses en ser ejecutado.
Esta semana también será anunciada la adjudicación del contrato para la interventoría del mismo proyecto, por medio del cual se liberará el riesgo indicado.
Solución transitoria
Mientras se construye la variante, la Gobernación de Santander se comprometió a hacer los estudios para hacer unas rampas de frenado en el sector de riesgo, con el fin de que sea el Invías el que las construya. Estas rampas, serían unas franjas alternas a un lado de la vía, que podrían ser vistas como un carril auxiliar, hecho de gravilla, grava y arena, con montículos, para disipar o reducir la inercia de los vehículos y acelerar el proceso de frenado.
“Las rampas podrían costar unos $2.500 millones y son necesarias porque se requiere un alivio en este sector. Los estudios para su construcción ya se hicieron y se entregaron al Invías, que ahora es el encargado de construirlas”, aseguró Hermes Ortíz Rodríguez, secretario de Infraestructura de Santander.