Cuidado con sus comentarios
“¿Por qué está tan acabada?”, “a dónde va con esas ojeras”? “Está como un gancho”, ¿Por qué está tan ajada?”.
Estas y más frases respecto al deterioro de una persona suelen lanzarse a diario por aquellos que no tienen la sutileza para detenerse y pensar qué puede estarle sucediendo a esa persona que ha perdido tantos kilos en un mes o verse tan demacrada.
Estos comentarios no solo las hará sentir más mal o les afectará la autoestima, sino que es probable que estallen en llanto y se retiren de la escena, no le respondan nada o le digan un tajante “enviudé”, “perdí a mi hijo”, “tengo cáncer”.
Eso no solo le representará una gran vergüenza sino que afectará mucho más a la persona que atraviesa por un mal momento.
Lo mismo ocurre cuando usted se acerca a alguien para decirle de manera despectiva “cómo está de flaca”, sin saber si esa persona pueda estar sufriendo de algún trastorno alimenticio, con el que trata de luchar a diario.
Y qué decir de las mujeres que sufren de kilos de más, no precisamente porque coman de manera exagerada sino porque atraviesan un problema de tiroides que no pueden controlar y las tiene destruidas en su autoconcepto.
O por qué decirle a alguien “cómo está de canosa y vieja”, sin saber si está atravesando un divorcio, una crisis económica y no tenga cómo cuidar su cabello.
Por eso es importante que cuide sus comentarios, pues muchas imprudencias se cometen por no pensar antes de hablar, por no evitar el chisme o el comentario ofensivo.
No permita que destruyan su autoimagen
Para que los comentarios de terceros no acaben con su autoconcepto o autoimagen es importante que fortalezca su autoestima.
Eso es lo que marca la gran diferencia, respecto a personas que no se dejan intimidar por terceros y dejan que las palabras se las lleve el viento. Sin embargo, quien no se conoce y no se valora terminará destruido y afectado por comentarios imprudentes.
Así lo explicó el motivador personal, Leonel Vidal, al indicar que “el mismo comentario puede ser recibido como un agravio severo por una persona y por otra puede ser tomado como un reto”.
Por eso la invitación del profesional es a que en lugar de menoscabar su imagen, podamos ayudar a enaltecer con un comentario amable que destaque algo positivo de la persona. Puede ser algo de su carácter o de su aspecto físico; o por qué no, expresar la alegría que nos produce su encuentro.
Preguntas y respuestas
Paola Marcela Rodríguez
Psicóloga
¿Qué invitación hacer a los lectores para que no hagan comentarios imprudentes que puedan llegar a lesionar la integridad o imagen de una persona?
La invitación es a que antes de hablar pensemos. Debemos utilizar las palabras teniendo en cuenta su intención. Muchas personas dicen que les gusta ser sinceras y directas, pero eso no les permite hablar sin medirse, pues están lastimando a otras personas. El hecho de ser sincero y honesto no significa decir las cosas sin medir la aceptación que puedan tener en quien las está recibiendo.
Es clave el dominio propio y la prudencia. Dominio propio es poder controlar mi manera de pensar y hablar; no debemos olvidar que todo lo que sale de nuestra boca es señal de lo que tenemos en nuestro corazón. Por eso no debe destruir con las palabras al otro.
¿Qué consecuencias pueden generarse en quien recibe ese tipo de comentarios y está atravesando por un mal momento?
No solo en un estado de depresión, de pérdida, de situaciones complicadas, de abandono, de frustración, sino en cualquier momento debemos utilizar las palabras sin la intención de ofender.
Una palabra hostil, de repudio, de rechazo, de menosprecio, afecta a las demás personas y aún más, dependiendo de la cercanía afectiva que se tenga.
Si proviene de un ser importante, como mi esposo, como mi hermana, mi mamá o mi papá, duelen mucho más.
Leonel Vidal
Motivador personal
¿Qué decir de las personas que hablan sin pensar, que no ponen límites cuando de opinar del físico de alguien se trata?
Existe una tendencia generalizada de la humanidad, una especie de “cultura” a enfocarse en los defectos de las personas, o lo que creemos que son sus defectos y sobre eso hablar y opinar.
Frente a esos hechos hay dos aspectos: Primero, no sabemos a qué obedece una situación.
Casualmente leí lo siguiente: “Una niña de 15 años de edad le da la mano a su hijo. Mucha gente la mira con reproche y hablan de “la juventud de ahora…”, pero nadie sabe que fue violada a los 13 años.
La gente llama a otro tipo ‘gordo’, sin saber que tiene una enfermedad grave que le causa sobrepeso. La gente llama a un joven ‘feo’ y nadie sabe que tiene una lesión grave en su rostro, mientras luchaba por nuestro país en la guerra.
Lo cierto es que cada persona tiene una historia que desconocemos. Pero vemos una cara del dado y con esa escasa información cometemos la torpeza de juzgar, calificar y opinar sobre lo que no nos corresponde.
Segundo, todos los seres humanos somos diferentes. Los demás no tienen que ser o actuar de acuerdo con nuestros deseos. Como si fuera poco, tienen el derecho de ser diferentes y es una falta de respeto ignorar ese derecho.
¿Qué tanto daño pueden estar haciendo con esos comentarios imprudentes o fuera de contexto?
Los comentarios imprudentes causan daño. Más a unas personas que a otras, por supuesto. Por ejemplo, a una persona que depende de la opinión de terceros más que de la suya propia, le hace un daño enorme el hecho de recibir un comentario “desobligante” especialmente cuando se hace en público.
¿Qué decirles para que aprendan a callar o a pensar mejor lo que dicen?
Yo parto de una máxima: Si no tienes nada bueno para decir de una persona, entonces no hables de ella. Y cuando la persona está presente, partir de otra máxima: Edificamos a través del elogio sincero y honesto. Las frases desobligantes no apuntan en ese sentido.
LA VOZ DEL EXPERTO
Nancy Yadira Bohórquez
Psicóloga
La lengua puede ser un arma mortal, ya que a través de ella se bendice o se maldice a las personas desde lo espiritual. Igual se dan mandatos inconscientes que se convierten en ataduras o historias de repetir generación tras generación.
La cultura está acostumbrada a rendirle culto a una “belleza externa” según los parámetros de los diseñadores o de los cirujanos, la cultura da esos parámetros y creencias.
En épocas anteriores una mujer gorda era señal de salud, de bienestar, de fertilidad, ahora varía las apreciaciones. Hoy se deja de lado la verdadera belleza que es la que está al interior del ser humano, cultivar el amor, afecto, la empatía con el otro y la valoración del otro tal cual es, bonito o feo, gordo o flaco, esos tan solo son adjetivos calificativos que nada dicen del verdadero valor del otro. Como diría un gran sabio, vanidad de vanidades, todo es vanidad.
Enfrente la situación
Usted debe ser tajante, utilizar un tono de autoridad, de seriedad, sin llegar a los gritos ni a la grosería, para decirle a esa persona que se está excediendo con sus comentarios, que no es el momento.
De no hacerlo permitirá que esas personas vayan por la vida creyendo que pueden decir lo que sean, ofendiendo y pasando por encima de gente vulnerable.
“Es importante enfrentar la situación de manera respetuosa, con dominio propio, recordando que tenemos derecho a enojarnos mas no dejar salir malas palabras”, dijo la psicóloga Paola Marcela Rodríguez.
Así que ante personas que le hablan sin pensar, usted puede acudir a las frases: “mida sus palabras que está ofendiendo”, o “prefiero dejar la conversación hasta aquí porque no quiero terminar discutiendo con usted”.
Nunca espere decir cosas peores, que ofendan también al otro.
Al contrario, evite la contienda pero diga lo que le incomoda para que no permita que vayan en contra de su bienestar físico, emocional e integral.
Por su parte, la psicóloga Nancy Yadira Bohórquez invitó a todos a valorar al otro cual es, a mirar más el interior que lo exterior, a encontrar lo bello del otro con su belleza natural, a no catalogar uno bello y otro feo porque tiene ciertos rasgos o características que no coinciden con lo culturalmente calificado y que en muchas ocasiones tiene un origen genético.