¿Pierde con facilidad sus raíces?
Ciudadanos del mundo. En eso nos hemos convertido desde que la palabra “globalización” ingresó a nuestro vocablo y a cada uno de los procesos que dieron paso al intercambio cultural.
La brecha se disminuyó considerablemente y ahora es mucho más fácil ir por el mundo.
Y es realmente significativo aprovechar al máximo ese recorrido, absorber otras culturas, otros aprendizajes, vivir nuevas experiencias, ampliar conocimientos.
Pero lo que no podría hacer y lo que resultaría siendo un insulto consigo mismo, es olvidar sus raíces, creerse de otra cultura, forzar la realidad y sentirse foráneo en su propia ciudad o en su propio país.
¿Qué pensaría de una persona que estuvo unos cuantos meses en Europa y se siente europeo y regresa utilizando entonaciones particulares. Aún más bochornoso resultaría que regresara al país para criticarlo por mar y tierra.
Es importante que no olvide sus raíces y que aproveche todas las experiencias posibles para aportar a su ciudad de origen, a su país.
Expertos hablan de esa mirada que debe tener una persona de mundo, que aprovecha cualquier experiencia en otro lugar para aportar a su entorno.
Después del viaje no me siento santandereano
Si ha aprovechado cualquier tipo de experiencia cultural, felicidades. Pero sentir que no encaja, criticar sus raíces y creerse de otro lugar es señal de inmadurez. Según explica la directora de relaciones internacionales de la Unab, Adriana Martínez, “ese comportamiento es de una persona que se deja deslumbrar fácilmente. Si regresa y todo le parece feo es inmadurez y evidencia la falta de carácter, la falta de objetividad”.
Martínez aclara que lo que sí es normal es entrar de nuevo en un proceso de adaptación. “Posiblemente la persona se enfrente a otra dinámica, los procesos aquí se hacen más lentos, pero hay que tener paciencia y comprender las dinámicas, a veces no hay los recursos, no se gestiona. Importante el aporte que realicen a la academia o el impulso que brinda Colciencias para doctores, por ejemplo”, explica Martínez.
Sin embargo es clara en afirmar que muchos profesionales colombianos en el exterior, con grandes posibilidades laborales y buenos puestos, añoran el país, su gente, su calor humano, la familia, y eso no se puede desconocer.
Por supuesto, para las personas que han vivido más de dos años fuera, Martínez explica que es normal el proceso de transición al regresar, pues han vivido una experiencia larga, quizás en un país más desarrollado y con otro tipo de avances. “Volver al trancón, a ver cómo la gente habla a la vez, no pide la palabra, puede resultar abrumador al comienzo, pero en cinco o seis meses se logra de nuevo la adaptación”, agregó Martínez.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
El aporte país
Más allá de entrar en un aburrido cuadro comparativo, lo que se recomienda es evaluarse a sí mismo con una pregunta clave que plantea el sociólogo Lizardo Flórez: ¿Qué hemos aportado para sentirnos orgullosos de habitar la ciudad en que vivimos?
Flórez explica que el aporte será subjetivo en la medida en que sea consciente de las habilidades, posibilidades, destrezas e inteligencia como ser humano. Y será colectivo en la medida en que se sumen esfuerzos, talentos e inteligencias múltiples y creativas.
Así se sentirá desde el campo personal un total orgullo por lo propio y por el orgullo que deja el papel de terceros como la misma familia
Lizardo Flórez
Sociólogo y docente universitario
¿Qué nos hace sentir orgullosos de donde somos?
El sentimiento de satisfacción por un comportamiento o una obra bien hecha, se define como orgullo. Entonces todas aquellas acciones humanas que nos satisfacen no solo como individuos sino como un colectivo social nos hacen sentir orgullosos; y en el caso de Santander hay diversos aspectos a destacar como la gastronomía, el paisaje, la geografía, el emprendimiento, entre otros.
¿Cómo definir idiosincracia?
Está emparentada con lo que nos identifica, es decir, la identidad es la conciencia que tiene un individuo de su pertenencia a uno o varios grupos sociales o a un territorio (país, ciudad, región, calle, entre otros) y la significación emocional y valorativa que resulta de ello.
Adriana Martínez
Directora de Oficina de relaciones internacionales de la Unab
¿Por qué es importante el intercambio cultural? Los intercambios son importantes porque abren la mente, permiten ganar en perspectiva, conocer otras maneras de hacer las cosas, fomentar la independencia, la tolerancia, relacionarse con personas de otros países, culturas, formas de pensar. Cuando se alcanza el éxito en esos campos, se gana en lo personal y profesional. Si obviamente le agrega el ingrediente de aprender un segundo idioma, ganará desde lo cognitivo y tendrá una mejor oportunidad laboral.
¿Cómo inculcar el amor por el país natal en otro lugar? ¿Cómo no perder identidad? Nosotros tratamos durante el acompañamiento previo al viaje, de darles herramientas a un estudiante, egresado o profesor, para que asuma ese compromiso de ser embajadores de una institución o ciudad, región o país. Nos gusta trabajar el tema de región, que las personas lleven souvenires, información de su región, de su ciudad, que se sientan orgullosos para que puedan vender la ciudad y promocionarla en el exterior.
Podemos decir que los últimos años ha sido más fácil porque la imagen de Colombia ha cambiado; Bucaramanga se posesiona más, el tema del turismo de Santander es interesante. Definitivamente hay qué mostrar y sentirse orgulloso al hablar de la región.
Siento que es más la gente que se siente orgullosa de ser colombiana de la que se queja del país. Muchos se van con el deseo de volver y no como ocurría antes. Eso ha cambiado.