Vino y rosas en Amor y Amistad
Si aún no le ha dado rosas a su pareja, que esta fecha sea una excelente oportunidad.
No solo las flores son hermosas a simple vista, sino que detrás de este regalo se esconden muchos mensajes.
Por ejemplo, hay rosas para enamorar, para sorprender, rosas para felicitar, rosas para pedir perdón y rosas para valorar la amistad y agradecer. Y es bien importante elegir la rosa que más se acerque a ese sentimiento que desea expresar.
Debe saber que una rosa puede esconder un mensaje de romanticismo y otra mucha espiritualidad, una rosa mucha pasión y otra de color anaranjado inyectarle energía a un alma triste.
La tendencia también apunta a regalarles flores a los hombres.
Y por supuesto no debe quedar de lado un buen vino espimoso. Amor y Amistad se convierte en una excelente oportunidad para acompañar una deliciosa conversación con ese ser amado.
Expertos hablan sobre estos dos símbolos que siempre estarán presentes en los momentos más especiales de la vida.
recomendaciones en vinos
El enólogo José Rafael Arango recomienda:
El sensual Rosé, pasando por el dulce y festivo DemiSec, hasta el elegante Brut Supreme de la casa Undurraga.
El más clásico para los nuevos amantes es el Undurraga Brut Royal, seco, elegante e intenso. Si quiere “descrestar” a su pareja, la casa Undurraga sacó una línea de burbujas “superpremium” llamada Titilum.
Existe un Blanc de Noir hecho con la uva Pinot Noir y la refinada Blanc de Blanc elaborado con Chardonnay. Este espumoso está para “sacarla del estadio”. No olvide que las burbujas españolas también son válidas para los amantes, en la forma de una buen cava: Freixenet con su siempre vibrante “cordón negro”. También está en un delicioso “cordón rosado” y las finas burbujas de un Freixenet Excelencia que además es Kosher. Cualquiera de estos vinos tienen la llave feliz que abre las grandes historias de amor.
José Rafael Arango
enólogo
Para el mundo del vino, el cosquilleo es una sensación deliciosa que se produce en el paladar y que se obtiene cuando se prueban los llamados vinos espumosos, esos vinos que reconocemos en los momentos de celebración, euforia y alegría. Tal vez por esa sensación de cosquilleo cómplice y feliz es que se han vinculado estos vinos al momento de la pasión y la conquista; un encuentro de amantes comienza y termina con la emoción que producen las burbujas, una dulce propuesta se hace a la luz de unas velas y el incesante titilar de esas estrellas líquidas. Un compromiso de amor se cierra con un beso y un brindis burbujeante y hasta el matrimonio tiene por su vino estrella esa cascada espumosa que nos llena de emoción y buenos augurios. No cabe dudas de que los enamorados optaron por las burbujas y lo hicieron su vino favorito a lo largo de la historia. El mismo origen del vino espumoso está ligado a una bella historia de amor: Se sabe que Marco Antonio y Cleopatra furibundos amantes tomaban un vino burbujeante que los romanos llamaban “vinum titillum” antes de entregarse a la pasión. Nos cuenta la historia que Luis XV de Francia y Madame Pompadour, célebres amantes, se hicieron asiduos bebedores de las burbujas creadas por el abad Dom Perignon. Disfrutaban tanto de este vino que la Pompadour se hizo moldear unas copas de champán con la forma de su pecho, para disfrute íntimo con El Rey. Es posible que el sabio Voltaire tuviera razón al afirmar que “El vino espumoso (champán) es el único vino que hace más bella a la mujer que lo bebe”. Por aquella época se puso de moda que los cortesanos tomaran vinos espumosos usando los zapatos de sus amantes como copas.