¡Las peores influenzas de fin de año!
Los virus, parásitos y bacterias capaces de enfermarnos siempre están cambiando. De temporada en temporada se reproducen,alterándose genéticamente en un proceso que casi siempre es lento. Por eso tienen un arma poderosa: la posibilidad de adaptarse y variar sus efectos, ‘noqueando’ al sistema inmunológico cuando este no logra reconocerlos.
Es cierto que hoy día las plagas parecen más inofensivas que en la Edad Media, y que los esfuerzos médicos y científicos nos procuran más años y calidad de vida; pero el riesgo de convivir con microorganismos potenciados para producir enfermedades y transmitirlas, será siempre un hecho.Y al ser tantos los microorganismos que las causan, lo mejor es abordar estrategias específicas, creadas a partir de varias cuestiones, como la cercanía a la línea ecuatorial, el ecosistema, el clima y la altura sobre el nivel del mar que tenga la ciudad que habitamos.
De la misma manera, en cada caso existen diferentes grupos vulnerables, pero generalmente los brotes epidémicos incluyen a los ancianos, mujeres embarazadas y niños. Naturalmente, los hábitos de vida, la situación nutricional, la capacidad genética de la población para dar una respuesta inmunológica y la vía de trasmisión que usen los gérmenes, también son factores importantes para contagiarse.
¿Jardín de gérmenes?
No es un misterio para nadie que uno de los grupos más apetecidos por las enfermedades transmisibles se encuentra en jardines infantiles y colegios. Los niños menores de cinco años son un nicho propicio para albergar, multiplicar y propagar gérmenes.
La razón fundamental es la inmadurez de su sistema inmune, lo que les impide defenderse adecuadamente de microorganismos que pueden ser controlados por los adultos, quienes tienen unas defensas más maduras… y también la responsabilidad de cuidar a los más pequeños.
Así que antes de contarles sobre lasenfermedades que prenderán las alarmas en lo que queda de este año y en el 2015, analicemos esto 10 ítems para que se haga una idea de qué tan expuesta está usted y su familia:
1. La proximidad a la línea ecuatorial, la altitud sobre el nivel del mar y el clima o estación climática del año en que habitamos, son determinantes en la cantidad y tipos de microorganismoscon los que tenemos contacto.
2. Por ejemplo, si vivimos en climas cálidos por debajo de 1.200 metros sobre el nivel del mar, estamos expuestos al dengue; y por debajo de 1.600, a contraer también paludismo.
3.Las zonas urbanas más altas no están menos expuestas; gracias al calentamiento global y a los cambios climáticos, los zancudos y otros medios de transmisión conquistan mayores alturas, logrando una mayor propagación.
4.La capacidad que tengan los microorganismos con que habitamos paratransformarse. Y en contraposición, la capacidad inmunológica de nuestra comunidad para hacerles frente y evitar su propagación.
5. Entre mejores sean nuestros hábitos higiénicos y de salubridad, y mayor la conciencia sobre cómo impactan estas prácticas en las enfermedades infecciosas transmisibles,más protegidos estaremos contra los brotes epidémicos.Sin embargo, también es cierto que existen personas con mayor capacidad genética para afrontarlos.
6. Los picos estacionales que tienenlos gérmenes de acuerdo con sus particularidades. Por ejemplo, los virus de la influenza aumentan su frecuencia en zonas templadas del norte, de noviembre a marzo; y en las del sur,entre abril y septiembre.
7. Las condiciones nutricionales y de salubridad de la familia y su entorno son determinantes. Así como la vigilancia epidemiológica para alertar y responder frente al riesgo de contraer diferentes epidemias.
8. La disponibilidad de medios para inmunizar o controlar las infecciones antes y después de que han aparecido. Dentro de estos sobresalen las vacunas, sueros inmunes y los antibióticos.
9.La existencia o aparición de resistencia a los medicamentos con que se combaten los diferentes gérmenes.
10. La vía de transmisión usada para la propagación. Por ejemplo, cuando se trata del aire, tenemos muchas infecciones respiratorias presentes en partículas que flotan a través de la respiración o expectoración de una persona a otra. También son comunes el agua y los fluidos corporales como medio de infección.
‘Sin aliento’
Poder lavarnos las manos y los alimentos con agua potable ha sido una gran bendición para frenar enfermedades diarréicas, al igual que la generalización de una vacuna como larotavirus. Pero lo que seguirá siendo una cuestión de cuidado, sobre todo con los más pequeños de la casa, son las infecciones respiratorias, causadas por múltiples gérmenes predominantemente virales que contaminan con facilidad por su carácter estacional y por transmitirse de forma aérea.
De hecho, todas las ciudades que nos leen (Medellín, Cali, Cartagena, Bucaramanga, Ibagué y Pereira) están expuestas a tener criaderos con variedades de zancudos que transmiten virus como el del chicungunya (sobre todo Cali, Cartagena, Bucaramanga e Ibagué, por no sobrepasar los 1.000 metros de altura).
Sin embargo, una amenaza está siempre vigente por los virus de la influenza. En parte, porque es imposible predecir cómo mutaránen cada temporada, pues aunquesepropagan todos los años, la medición de los tiempos, gravedad y duración de la enfermedad que producen,generalmente varían.
La influenza cambia constantemente y es usual que de esta aparezcan nuevos virus cada año, en general, gracias a dos formas de mutación: una variación genética normalque se da como parte de la reproducción, y un cambio antigénico mayor, que se produce abruptamente en los virus de la influenza A, y que tiene el potencial de llegar a producir infecciones en los seres humanos.
Un ejemplo de ello fue la mutación de 2009, conocida como H1N1, la cual hacía alarde de una nueva combinación de genes, capaces de infectar rápidamente.No obstante, este cambio ocurre ocasionalmente, y por lo general, los encargados de diseñar las vacunas anuales para tratarla tienen en consideración solo a las variedades de virus potencialmente peligrosos y más frecuentes.
Aun así, los síntomas suelen ser los mismos de una temporada a otra. Incluyen fiebre, tos, dolor de garganta, secreción o congestión nasal, dolores corporales, dolor de cabeza, escalofríos y fatiga. Algunas personas pueden presentar vómitos y diarrea, mientras que en otras no necesariamente aparecerá la fiebre.
Su mayor arma es la facilidad con que se contagia. De hecho, variosexpertos afirman que este virus se extiende principalmente a través de las gotitas que se producen al toser, estornudar o hablar. Pero también, aunque menos común, al tocar un objeto infectado y luego pasarse las manos porlos ojos, la boca o la nariz.
Generalmente con un buen cuidado suele ser inofensiva, pero se conocen casos en las poblaciones vulnerables –niños, ancianos y embarazadas- en queocurren complicaciones como neumonías, bronquitis, sinusitis, asmas e infecciones de oído.
¡Unidos para vencer!
La idea es que la influenza y otras enfermedades que nos frecuenten esta temporada no se propaguen y sean tratadas en cada uno de los casos, de manera específica. Todos tenemos mucho que aportar para que estas amenazas no se conviertan en epidemias, y comenzar a tomar conciencia sobre las cosas que debemos hacer desde nuestra casa o lugar de trabajo.
- Vacunarse es una buena alternativa. Consulte el esquema recomendado por el Ministerio de Salud y Protección Social.
- ¡Vital! Siempre tomar agua limpia, hervida o purificada.Lo mismo, en el caso del líquido usado en la preparación y limpieza de los alimentos. ¡Ah! ¿Se lava siempre las manos para comer y después de entrar al baño?
- Socializar es delicioso, pero para evitar una propagación mayor, es mejor abstenerse de hacerlo con personas enfermas. Si usted es el enfermo, reúna las películas que tiene pendientes y aléjese con sus gérmenes del mundanal ruido.
-Cubra nariz y boca con un pañuelo, tapabocas o con el pliegue del brazo a la altura del codo cuando tosa.
- Limpiar toda la casa es fundamental, así desinfectarálas superficies que puedan estar contaminadas.
- Debe saber qué síntomas son normales y cómo abordarlos, y cuáles no, para buscar ayuda. Por ejemplo, nunca será una buena señalrespirar con dificultad, deshidratarse, tener fiebre prolongada, rechazar los alimentos, vomitar, perder la conciencia o convulsionar.