Experta en medio ambiente propone que los bumangueses calcen zapatos restaurados, alquilen sus bluyines y en lugar de comprar vehículos adquieran paneles solares. Conozca cómo ser un consumidor responsable y reinventar su negocio.
Claudia Patricia Pabón Pereira, docente santandereana de la Universidad Adolfo Ibáñez y directora del ecoparque Peñalolén en Santiago, Chile, propone cambiar los hábitos de consumo de los santandereanos para reducir la cifra de las aproximadas mil toneladas de basura que recibe a diario el relleno sanitario El Carrasco.
Según la experta, es necesario eliminar el modelo lineal de tomar los recursos, procesarlos, usarlos y enviarlos a los basureros.
“Ese esquema nos ha llevado al despilfarro de recursos, que se refleja en los indicadores negativos que tenemos en el planeta como el cambio climático, acidificación de los océanos, muerte de especies y fragmentación del paisaje...”, aseguró.
Para Pabón Pereira, un claro ejemplo de ese consumo exagerado son los Estados Unidos, donde el 99% de los productos llega a los rellenos sanitarios seis meses después de ser comprados.
¿Cómo mejorar la situación de El Carrasco?
Se estima que un bumangués produce a diario cerca de un kilogramo de residuos. "En 10 años esta cifra podría aumentar a 1,6 kilogramos. Está escalando muy rápido porque la clase media mundial está incrementando, lo que significa nuevos consumidores", advierte Pabón.
Por esta razón, la docente señala que sería ideal considerar dos veces si realmente necesitamos los productos que planeamos comprar.
“Hay que pensar en tecnologías como en un segundo paso. Primero pensemos en reducir los desechos para aumentar la vida útil de El Carrasco. Se puede construir una planta de procesamiento de residuos, pero va a quedar pequeña a la vuelta de 10 años".
Por ejemplo, Pabón Pereira aconseja adquirir productos que puedan ser desarmados para que sus partes sean reutilizadas y desarrollar procesos para sacarle provecho a lo que podría ser considerado basura.
"Residuos orgánicos podrían seguir circulando al transformarlos en abonos para la producción de alimentos de la región. Que los materiales con los que la ciudad es construida a la vuelta de 100 años no estén contaminando y engrosando los rellenos sanitarios", puntualizó.
¿Qué tanto sirve reciclar?
Aunque la experta reconoce la importancia de reciclar, advierte que los esfuerzos no se deben concentrar allí, sino en la reducción del consumo exagerado, mejorar los diseños de los productos y enfocarse en una economía basada en la prestación de servicios.
"El reciclaje me permite usar un recurso por más tiempo, pero tiene un límite. Así solamente se 'está alargando la agonía' un poco más".
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¿Cómo ser un consumidor responsable?
"El consumo no es solo privilegio, sino una responsabilidad". Claudia Pabón resalta que el secreto está en consumir de manera consciente, ya que "debemos tomar buenas decisiones de compra pensando si lo necesito o no, además de tener en cuenta cuál es el destino que va a tener lo que adquiero".
Pabón insiste que es necesario dejar de sobreconsumir, como suele suceder en épocas como Navidad. "Vivir no significa cambiar de celular anualmente. A fin de año la gente piensa en cambiar de carro, porque ya se viene un modelo nuevo. ¿Por qué mejor no comprar paneles solares y empezar a aportar al planeta, si el mismo carro le puede servir muchos años más?".
La experta explica que el desarrollo sostenible satisface las necesidades del presente, sin comprometer la posibilidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras. "La pregunta del millón es ¿qué es lo que necesito? Si no tenemos esa conciencia, incluso le podría quitar la oportunidad a mi hijo de ponerse hasta alguna camisa por la escasez de agua. Producir prendas de algodón cuesta miles de litros".
¿Cuál es el reto para los empresarios de Santander?
Además de consumidores conscientes, también se necesita del aporte de los empresarios. Pabón Pereira señala que en Santander se podrían generar nuevas ideas de negocio. "La responsabilidad extendida del productor, debe entenderse también como una oportunidad de generar modelos de negocios que no se basen tanto en vender un producto, sino un servicio".
Así mismo, se debe apostar por el rediseño de los productos, para no generar un impacto negativo al ambiente, por ejemplo con el uso de empaques. "Se debe mirar este proceso como una oportunidad de reconvertirse. Cada vez hay más empaques de icopor y plástico. Si seguimos así vamos a terminar empacando hasta los pimentones en bandejas".
Para las mercancías que definitivamente requieran ser empacadas, la experta aconseja recurrir a materiales biodegradables. "Por ejemplo en Santander sabemos empacar bien los ayacos y tamales".
¿Qué industrias santandereanas podrían repensarse?
Una de las industrias que se podría reinventar en Bucaramanga es zapatería, pues en lugar de vender zapatos se podría ofrecer el servicio de calzado. "Los clientes pagarían una mensualidad por tener siempre zapatos en buena calidad. Cuando alguno ya no los vaya a usar más, los regresa a la empresa, se reciclan y a cambio se le entrega otra par. Esos zapatos ya no irán a parar al relleno sino que se restaurarán y reutilizarán", comenta Pabón.
Otra idea innovadora que podría aplicarse en Santander es el servicio de ropa de bebé, teniendo en cuenta que la región sobresale en la fabricación de textiles. "En Dinamarca una empresa te ofrece ropa de bebé pagando una mensualidad. Si tu bebé creció y ya no le quedan las prendas las regresas y te envían otra canasta. Esta ropa es usada por más o menos cinco bebés en su vida útil".
¿Que otros ejemplos han sido exitosos en el mundo?
Claudia Pabón recuerda que en Holanda una compañía produce bluyines que no se venden, sino que se entregan al cliente, quien los regresa cuando ya no los quiera usar más y a cambio se le entregan otros.
En Reino Unido, donde se desechaba cerca del 40% del pan que se producía, ahora una empresa lo compra para hacer cerveza.
En cuanto a consumidores responsables, en Taiwán los vehículos recolectores de basura no la recogen en las puertas de las casas, sino que los ciudadanos deben llevarlas ellos mismos para desincentivar que se produzcan grandes cantidades de desechos. "Tienen que cargar las bolsas, así que no son muy pesadas. Además, el carro se estaciona con una música diferente, que indica qué tipo de residuo se recoge ese día como papel, plástico o cartón...".
¿Por dónde empezar en Bucaramanga?
En su opinión, Claudia Pabón cree que la clave está en hacerle entender a las personas que se es responsable de cómo se produjo ese producto y de cómo se van a disponer sus desechos, por lo que es fundamental educar. "En Bucaramanga hay colegios que tienen su huerta, donde hacen su propio compostaje y manejan la lombricultura. Igualmente en el Norte la gente ya está aprendiendo a poner la basura en el lugar que corresponde".
Aunque la experta destaca que el gobierno le ha apostado al tema de separación, todavía falta un cambio de mentalidad. "En términos de la cantidad de residuos se ha hecho poco énfasis. Por ejemplo, que se haga un concurso en el que los colegios pesen sus residuos y que el ganador sea el que pesó menos y no el que recicló más".
