jueves 08 de febrero de 2018 - 3:17 PM

Así se produce el tabaco en Santander

Aunque las prohibiciones sobre el consumo de tabaco y las variables económicas y de clima que inciden en su producción han sido un gran golpe para la industria, en Santander aún hay muchas familias que se dedican tanto a cultivar la hoja como a armar y vender puros.

La semilla del tabaco se siembra en un semillero durante 45 días, luego se pasa a la tierra y a los dos o tres meses se empieza a recolectar la hoja. Una vez recogida  es llevada a los caneyes, donde se seca durante más o menos dos meses. Cuando ya están listas, las sacan al mercado.

 

 

 

 

Santander produce cerca del 80% del tabaco que demanda el país, según la Cooperativa Tabacalera de Santander.

 

 

 

 

 

15 mil familias aproximadamente viven del cultivo de tabaco en Santander.  Capitanejo, San Gil, Barichara, Girón, Los Santos, Villanueva, Charalá y Socorro son los municipios en donde se cultiva la hoja.

 

 

 

 

 

En los fabriquines (fábricas encargadas de armar, terminar y vender tabaco que no poseen marca propia) le compran las hojas de tabaco ya secas a los campesinos y empiezan a armar el producto. Mezclan las hojas hasta que queden plegadas y las envuelven en una hoja más grande formando un rollo.

 

 

 

“La tradición se está perdiendo mucho por los muchachos que ya no quieren hacer esto y le toca a los meros viejos”, dice el dueño de uno de los fabriquines en Piedecuesta.

 

Los rollos se ubican en una caja y se llevan a una prensa durante 15 o 20 minutos. Una vez prensado, viene el encapado, es decir, vestir el tabaco en una hoja más bonita, que se corta y se arregla a la medida.

 

 

 

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