Alcantarillas sin tapas, huecos, baldosas desprendidas y cables sueltos son trampas urbanas que dejan heridos y víctimas fatales. Recorrimos las calles y encontramos varias de estas amenazas que afectan a peatones y a conductores.
Diego Carvajal se movilizaba en su motocicleta el pasado domingo, las 6:30 de la tarde sobre la autopista entre Floridablanca y Bucaramanga, en el tramo central. Al pasar por el sector del puente de Provenza cayó en una zanja que le hizo perder el control de su medio de transporte y rodó varios metros adelante. Se fracturó la mano, recibió fuertes golpes en la espalda y, en general, resultó mal herido. Fue atendido inmediatamente en un reconocido centro médico.
Recuerda que dio muchas vueltas: “Cuando abrí los ojos, alguien me estaba ayudando a levantarme. Fueron momentos horribles y hoy tengo el cuerpo adolorido. Sé que han denunciado este bache desde hace años y nadie hace nada”, afirma Diego.
Él no ha sido la única víctima por este tipo de trampas viales. Hace poco otro motociclista falleció tras un accidente de tránsito, ocasionado por un gran hueco en la Vía a Chimitá, la cual comunica a Ciudad Norte con Girón.
Durante el presente año, en total, tres conductores han perdido la vida como consecuencia del mal estado de la capa asfáltica en zonas como la misma Autopista a Floridablanca y la conocida ‘Vía al Papa’, por citar solo dos zonas específicas.
Esos casos se han unido a los interminables episodios de conductores y peatones que caen, de manera aparatosa, tal y como le ocurrió a Diego, al tropezar con alcantarillas sin tapa, al enredarse con cables de energía sueltos, al verse de frente con hierros retorcidos que quedan en las vías, al resbalarse con adoquines y tabletas de concreto despegados, en fin...
Las amenazas también incluyen hundimientos viales, la ausencia o el deterioro de señales de tránsito, puentes peatonales desvencijados, puntos ciegos en las vías, losas de aceras desajustadas e incluso reductores de velocidad desbaratados.
En todos los casos vemos a ciudadanos corriendo un grave riesgo de sufrir lesiones y terminar recibiendo atención en clínicas o en centros de salud, sin contar los que manera desafortunada podrían perder la vida.
El problema más preocupante radica en que muchos de estos ‘lunares negros’ no tienen dolientes y las entidades de servicios públicos o las alcaldías del área no se encargan de garantizar el mantenimiento de este tipo de espacios públicos.
Los altos tribunales, en varios fallos, han determinado que el Estado está obligado a realizar las labores necesarias para cumplir con el sostenimiento de la red vial, así como las entidades de servicios públicos deben hacer los debidos mantenimientos de sus redes.
En síntesis, el Municipio, los contratistas de obras y las empresas públicas, para el caso de los elementos que originen estos accidentes en Bucaramanga y el área, están obligados a tomar las medidas necesarias para evitar la ocurrencia de esta clase de tragedias, incluidos accidentes de tránsito como el que sufrió Diego Carvajal el pasado domingo en la autopista.