Según Medicina Legal, durante el tiempo de COVID-19 se han quitado la vida 43 hombres y tres mujeres en Santander. Además, se han notificado en el Departamento 543 intentos de suicidio.
Entre el 24 de marzo pasado y estos últimos días, cuando concluyó la prolongada ‘cuarentena’, 43 hombres y tres mujeres decidieron quitarse la vida en Santander. Además, se han notificado 543 casos de intentos de suicidio.
El panorama nacional también es desalentador. Durante el mismo tiempo de pandemia, 689 hombres y 170 mujeres optaron por acabar con sus vidas en Colombia.
La fría estadística la dio a conocer ayer Medicina Legal, en el marco del Día Mundial de la Prevención del Suicidio.
Los métodos utilizados en los 543 intentos de suicidio se discriminaron así: en 338 casos se utilizó la vía de la intoxicación; en 138 episodios se usaron vidrios o cuchillos; 29 personas pretendieron ahorcarse; 23 optaron por lanzarse al vacío: otras seis se lanzaron a un vehículo en movimiento; cuatro más intentaron ahogarse; otras tres quisieron inmolarse; y dos más intentaron quitarse la vida con una pistola.
Secuelas de la pandemia
Se presume que, al menos en los casos de suicidios regionales, las principales razones de esta negra estadística se originaron por problemas económicos, conflictos con parejas o enfermedades físicas y mentales.
De acuerdo con Johana Mogollón, psiquiatra del Hospital San Camilo, “sin lugar a dudas el confinamiento al que se ha visto obligada la población ha sido uno de los detonantes de este flagelo”.
“Todo evento que supere un poco los mecanismos de defensa de las personas, en este caso el aislamiento debido a la pandemia, en donde se disminuyeron sus ingresos y se vio limitada la posibilidad de trabajo, hizo que aumentara la lista de suicidios y de los intentos de algunos de quitarse la vida”, agregó.
“El tiempo de pandemia sobrepasó la capacidad de adaptación de las personas. Por ser el aislamiento un hecho inédito, no estábamos preparados ni la población, ni el personal médico, ni las instituciones y, por supuesto el COVID-19 fue y es un factor de riesgo”.
“El tema es de cuidado, pues con la pandemia muchas personas han perdido o corren el riesgo de perder sus sustentos, han quedado socialmente aisladas y separadas de sus seres queridos y han sufrido órdenes de confinamiento en el hogar que aplicaron de manera drástica. Eso naturalmente puede haberse constituido en un factor determinante en los casos de intentos de suicidio en Santander”, recalcó.
En la Línea Amiga del Hospital Psiquiátrico, “las llamadas desnudan una realidad aterradora de incertidumbre entre los santandereanos y todos necesitan orientación profesional”, precisó.
“Hay un incremento de la angustia, así como de los conflictos intrafamiliares y la depresión con todas sus consecuencias. No en vano están prendidas las alarmas para iniciar agresivos programas en prevención del suicidio”, añadió.
“Para evitar que el coronavirus se convierta en otra pandemia con secuelas más perdurables, la de los trastornos mentales y de los mismos suicidios, hay que implementar estrategias para enfrentar las destructivas consecuencias sobre el equilibrio emocional”, puntualizó.