Este viernes se conoció que un juez de Bogotá condenó a 39 años y ocho meses de prisión al exalcalde Samuel Moreno Rojas,...
Ellos nos dan un buen ejemplo
Sólo basta con romper el círculo vicioso que genera la falta de educación cívica, a través de las buenas prácticas que nos permitan ser mejores personas y mejores ciudadanos.
¿Cómo? El ejemplo es la principal estrategia pedagógica. Depositar la basura en la cesta, utilizar sin excepción alguna la cebra y el puente peatonal, respetar a los transeúntes y las normas de tránsito cuando se está al volante o tenderle la mano a la anciana o al discapacitado para atravesar la calle, son normas de conducta social a seguir.
Esta clase de comportamiento debe ser la regla y no la excepción.
Desempolvemos entonces nuestro sentido de civismo, que en algunos aspectos ha sido por muchos, el menos común de los sentidos.
En el Foto-Reportaje de la Semana, Vanguardia Liberal ilustra con ejemplos como aún entre los bumangueses el concepto de cultura ciudadana hace parte de su forma de vida, cuyos actos cotidianos merecen ser reconocidos y aplaudidos.
Sin duda, todos los días hay quienes demuestran su alto sentido de generosidad y de solidaridad hacia el prójimo, como tomar del brazo a un ciego para guiarlo y ayudar a un discapacitado o a una persona anciana a cruzar la calle.
Un ciudadano educado tiene la costumbre de no arrojar desechos al suelo sino en la cesta destinada para tal propósito, y evitar así a toda costa ensuciar la ciudad.
Todavía hay dueños, que con bolsita en mano, se toman la molestia de sacar a sus perros a pasear, concientes del desagradable regalito que significa dejar desechos en calles, aceras o parques.
Desde la infancia, es crucial inculcar el respeto por las normas de tránsito. Bien dicen que hay que educar al niño para no castigar al adulto.
La tarea del civismo no sólo está en manos de la ciudadanía. Armados con escoba y recogedor, los miembros de la fuerza pública también contribuyen a mantener limpia la capital santandereana, toda una labor ejemplarizante.
Hay quienes dan pasos seguros, utilizando la cebra. Muchos peatones hacen buen uso de estas rayas blancas en el suelo, como una manera de acabar con la anarquía de cruzar las calles en cualquier lugar.
Aquellos taxistas que ceden el paso a los peatones, respetando su integridad, y no creyéndose los dueños de las vías, tienen méritos suficientes para ser catalogados buenos y responsables conductores.
Hay personas, que haciendo gala de sentido común, entienden que los puentes peatonales no son un adorno. Prefieren dar unos cuantos pasos más antes que exponer su integridad física es mejor perder un minuto de la vida que la vida en un minuto.