Un total de 20 comunidades en la meseta de Bucaramanga viven en zonas consideradas como de ‘amenaza alta’, es decir, que...
En Bucaramanga, la fiesta patria fue por cielo y tierra
- Soldados, seguidos de la artillería y de los tanques, llenaron de luces de colores a la carrera 27 de Bucaramanga. Sus revistas militares fueron majestuosas.
- Fotos: Fabián Hernández / VANGUARDIA
- La Policía Cívica también brilló. Aquí vemos a varios de sus voluntarios, quienes prestan su apoyo para misiones específicas de carácter educativo, social y comunitario.
- Diversas naves T37 de entrenamiento, de esas que son utilizadas para formar a los militares de combate, surcaron el cielo bumangués.
- Los uniformados, víctimas de las minas antipersonas, marcharon a la par con sus compañeros militares.
- Los uniformados hicieron gala de la armonía y de la precisión de sus pasos. Demostraron la disciplina y el respeto que le profesan a las autoridades.
- Centenares de bumangueses, junto a sus familiares y amigos, se hicieron presentes en el desfile cívico-militar que se vivió a lo largo de la carrera 27.
- El denominado ‘rappel militar’, esa actividad que consiste en el descenso desde grandes alturas, se robó las miradas de los bumangueses.
- Los niños, acompañados de sus padres, aprovecharon para tomarse fotos con sus ídolos: los miembros de la Policía Metropolitana de Bucaramanga.
- La revista aeronáutica contó también con la exhibición de esos helicópteros que, desde el cielo, custodian y garantizan la seguridad de los bumangueses.
La emotiva fiesta patriótica que se vivió en la mañana de ayer a lo largo de la carrera 27 de Bucaramanga se pudo apreciar por cielo y tierra.
De hecho, varias naves T37, adscritas a la Fuerza Aérea, surcaron nuestro firmamento. También hicieron parte de la presentación varios helicópteros, de esos que patrullan desde el aire a la capital santandereana.
Y es que el comandante de esta guarnición militar, el General Ramsés Rueda, un santandereano nacido en el municipio de El Socorro, quiso vincularse con esta celebración con su patria chica con una majestuosa revista aérea.
Según él, los aviones que estuvieron en esta bella fiesta patriótica son las naves de entrenamiento que se utilizan para formar a los militares de combate.
Ya en tierra, a lo largo de la carrera 27, los vehículos de los puestos militares así como la artillería de despliegue, usada por las fuerzas especiales del Ejército, se robaron los aplausos de centenares de personas que acudieron a observar el desfile.
Junto a ellos vimos a los carros minguerra, las motocicletas, las bandas marciales y varios estudiantes del área.
Con el paso de cada grupo se escucharon las bandas de guerra, que se ganaron aplausos por su marcialidad y rigor en su revista.
Una de las presentaciones más emotivas estuvo protagonizada por aquellos miembros de la fuerza pública, entre militares y policías, que sufrieron amputaciones o heridas por cuenta de artefactos explosivos.
Ellos, que hacen parte de esos valientes que vivieron situaciones adversas que les cambiaron sus vidas en cuestión de segundos, hicieron gala no solo de su uniforme, sino también de su actitud resiliente. Dieron ejemplo de cómo enfrentar las situaciones desesperanzadoras que la cotidianidad de una guerra deja como marca en el presente y en el futuro de los héroes de la patria.
Dato aparte: En otro desfile patrio del país, el de Bogotá, estuvo el patrullero José Fernando Carvajal, un bumangués que estaba adscrito a la Dirección Antinarcóticos y que al pisar una mina en Tarazá, Antioquia, perdió sus dos piernas.

Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
eardila@vanguardia.com