El Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, como corresponde a parte de sus funciones, acaba de establecer diez puntos en...
Hay que “Dar… alegría”
- Hay que “Dar… alegría” (Foto: Vanguardia Liberal)
La Biblia está colmada de versículos inspiradores, emotivos, que hablan de dar: Proverbios, Hechos, Mateo, Lucas. Dar, simple acto de desprendimiento. El dador adapta el carácter de Cristo; es una forma proverbial de señalar que por el fruto se conoce el árbol.
¿Pero a los 29 años, Uriel Tapias Morales se habrá detenido a contemplar en la siembra de afecto por dónde anda? Quizá no, solo lo hace inspirado en un acto de fe que le inculcó un amigo que ya no está. A ese amigo con quien luchó durante todo el bachillerato, con quien abonó una gran amistad, se le estremeció el alma con el espejo de pobreza extrema que encontró en una vereda a dos horas de Zapatoca, donde hasta una tapa de un tarro de detergente podía ser el más grande entretenimiento para los chicos.
Fue como semilla en tierra fértil. Surgió la idea de hacer algo por aquellos niños que recibían cátedra de Ciencias Naturales de un joven profesor. Al final nunca se pudo por falta de recursos, pero el impulso no se perdió, había que ayudar sin esperar nada a cambio, a quien lo necesitara.
Y comenzaron los mismos cinco bachilleres que durante seis años fueron y vinieron a la Normal Superior de Piedecuesta. La falta de efectivo los llevó a usar la caridad como ‘arma’ de lucha para la bondad.
“El primer año hicimos unas tarjetas en power point y las mandamos por redes. Era 2015 recogimos como 400 regalos y los llevamos a varios sectores: a un barrio cercano al Cementerio de Piedecuesta… y hasta a Paso Chico, en La Mesa de Los Santos. Para el 2016 nos pusimos a la tarea desde octubre y recogimos como 700 regalos”.
Otra vez: Dar. Así fue tomando forma “Dar alegría”, porque de eso se trata. No se han quedado en la percepción de la sensación. También crearon e idearon “Útiles dar”, una forma de ubicar en asientos propios a escolares de bajos recursos o veredas de la zona garrotera.
“Pedimos en los colegios que nos donen pupitres que ya no usen, y los recuperamos para llevarlos a escuelas rurales”.
Es una carrera de largo aliento donde este licenciado en Educación Física de la Universidad Cooperativa de Colombia acomoda una apretada agenda que involucra no solo el reparto de su conocimiento en el Carl Roger, desarrollarse como instructor de natación de niños especiales con el Inderpiedecuesta y hasta participar del Club Deportivo Talento XXI.
“Con nuestros amigos, voz a voz, hemos multiplicado el mensaje. Inscribimos la fundación para poder certificar a las empresas que nos ayuden en labores sociales. Estamos a la espera de un documento que nos ayudará a que eso sea mucho más formal, estructurado. Hasta un amigo que está en Francia está viendo la posibilidad de mostrarnos con ONG a ver si podemos expandir esta misión”.
Ayuda a una madre
necesitada
En esa operación de auxilio de amor y afecto sin interés, se encontraron con la dura tarea de una mujer que trabajaba cambiándole las flores a los difuntos en el cementerio local, quien por azares de la vida se cayó un día de la escalera que le servía de apoyo para adornar la muerte de toros y quedó inválida. “Pues con ella hemos hecho cosas especiales, le ayudamos a vender sus artesanías, la apoyamos en la búsqueda de los útiles escolares de sus dos hijos, los uniformes, en fin…” Un ‘en fin’ que merecería el apoyo de alguien más.
Precisamente ayer, después que cayó el sol, la muchachada liderada por Uriel andaba por Piedecuesta llevándole un detalle a los niños de esas personas ‘anónimas’ que buscan una mano amiga retacando bajo el tricolor rojo, amarillo y verde garrotero de los semáforos.
Los apoyos permanentes de Uriel, quien incluso se autoproclama como domiciliario de su oficio, porque tiene que ir hasta en su moto a buscar las donaciones, están Iván Eduardo Mendoza, Esneyder Flórez, Julián Sánchez, Albeiro Rey, “mi esposa, mis amigos del barrio; los amigos de nuestros amigos… y quienes quieren hacer de voluntarios”.